El Negociado de la Policía notificó hoy la captura de los cuatro fugitivos que faltaban por arrestados como el resultado de la operación encubierta denominada “Flechazo a la Violencia” que se llevó a cabo el 14 de febrero, para desarticular la organización criminal que mantuvo en tensión por meses a la comunidad de Cayey por los tiroteos constantes.

David Joel Díaz Concepción de 26 años, alias Balvin; Maritza “La Negra” Barley Cedeño y Wilfredo “Pepe” Ortiz Rosario, ambos de 59 años, y Henry Antonio Díaz Serrano de 25 años, se entregaron a las autoridades ayer y se le diligenciaron las órdenes de arresto que pesaban en su contra.

David Díaz Cedeño quedó en libertad bajo fianza.
David Díaz Cedeño quedó en libertad bajo fianza. (suministrada )

Los primeros tres, estaban acusados en ausencia por violación a la Ley de Sustancias Controladas con fianzas individuales de $10,000.00, expedidas por la jueza Evyanne Mártir Hernández, del Tribunal de Caguas.

Maritza Barley Cedeños, acusada por violación a la Ley de Sustancias Controladas.
Maritza Barley Cedeños, acusada por violación a la Ley de Sustancias Controladas. (Suministrada )

Mientras que, a Díaz Serrano, la misma jueza le expidió una orden de arresto por tres cargos de violación a la Ley de Armas, con una fianza de $150,000.00.

Wilfredo Ortiz Rosario, fue arrestado tras entregarse a las autoridades el día siguiente del operativo "Flechazo a la Violencia".
Wilfredo Ortiz Rosario, fue arrestado tras entregarse a las autoridades el día siguiente del operativo "Flechazo a la Violencia". (Suministrada)

Los cuatro imputados quedaron en libertad al prestar las fianzas hasta la vista preliminar.

Henry A. Díaz Serrano prestó la fianza de $150,000.00 y quedó en libertad hasta la vista preliminar.
Henry A. Díaz Serrano prestó la fianza de $150,000.00 y quedó en libertad hasta la vista preliminar. (suministrada )

El comisionado del NPPR, Antonio López Figueroa, había informado que los tres hombres y la mujer eran miembros de una organización que acostumbraba a probar las armas de fuego, realizando disparos al aire, como parte de su estrategia de mercadeo y venta ilegal a los potenciales clientes, lo que explica la mayoría de los disparos que continuamente se escuchaban en Cayey.