En busca de acuerdo en caso de Coralys
Está acusada de por apuñalar y quemar a sus dos hijos.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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“En todo momento la apoyo 100 por ciento”.
Su hija apuñaló y quemó a sus dos nietos, pero José Campos la perdona y espera que al final del proceso esté “con nosotros”.
“Yo sé que no muchos lo entienden, pero nuestros niños (sus nietos) están descansando. Tenemos dolor, pero tenemos esperanza. Espero que Coralys (Campos Rodríguez) esté con nosotros nuevamente sanando las heridas emocionales que ella tiene. Es un dolor para toda la vida. Ella llora a sus hijos todos los días”, expresó a Primera Hora el abuelo de las víctimas, Ylang Coral, de cuatro años, y Yeriel, de un año, quien aseguró que visita a su hija menor todos los sábados en la Cárcel de Mujeres de Vega Alta.
Cuando se le preguntó si ella había explicado por qué asesinó a sus hijos, el padre contestó: “Quisiéramos saber qué pasó. Algo fuera de lo normal ocurrió. Se nubló. Es algo que no entendemos”.
Dijo que pudo perdonar a su hija por lo amorosa que era con sus nietos.
¿Tiene algún resentimiento contra ella?
Ninguno. Si la amaba antes, ahora la amo más.
El juicio en contra de la joven de 21 años comenzó ayer en la sala de la jueza Inés Rivera Aquino, del Tribunal de Carolina, con la renuncia a ver el proceso por jurado y con la juramentación de 16 testigos.
El desfile de prueba está pautado para comenzar el lunes, pero se supo que el abogado Rafael Borrás y los fiscales Laura Hernández y Carlos López están en conversaciones para tratar de llegar a un acuerdo a cambio de una alegación de culpabilidad.
La acusada, esposada y con uniforme de sumariada color mostaza, se mantuvo seria todo el tiempo en sala y se secó las lágrimas con una toallita tras reunirse brevemente con su abogado.
Campos Rodríguez enfrenta dos cargos de asesinato en primer grado, Ley de Armas e incendio agravado por los hechos ocurridos el pasado 10 de agosto en su hogar en el barrio Saint Just, en Trujillo Alto.
Según la pesquisa, Campos Rodríguez encerró en una habitación a sus hijos y los apuñaló. Prendió el cuarto en fuego y se acostó con ellos en el piso, hasta que no pudo aguantar las llamas y salió con los menores del hogar. Los niños fallecieron poco después.
Al finalizar la vista, Campos Rodríguez miró alrededor de la sala llena de familiares y divisó a su padre, que estaba en primera fila. Él le dijo: “Te amo, Coral”, y ella le correspondió con una guiñada.