Dos agentes y un sargento acudieron ayer a testificar ante el fiscal Obdulio Meléndez Torra, de la División de Integridad Pública del Negociado de Investigaciones Especiales (NIE), que tiene a su cargo una pesquisa para determinar si se incurrió en negligencia en torno a cómo se condujo la investigación de la desaparición de Francisco A. Chevrés Rivera, cuyo cuerpo fue encontrado en su mismo vehículo cinco días después de estar en poder de la Policía.  

El agente custodio de la guagua accidentada, Carlos Ocasio Morales, adscrito a la División de Patrullas de Carreteras, que es representado por el licenciado José Valle Brenes, fue uno de los citados. Sin embargo, Meléndez Torra le indicó que, como el martes el fiscal Josué Padilla, quien lleva a cabo la pesquisa criminal, le había tomado declaración jurada no era requerida su presencia.

De su lado, fueron entrevistados en calidad de testigos el agente Joel Ríos González, quien trabaja para la misma división y quien encontró el cuerpo en estado de descomposición, y el sargento José Santana.

“Fue entrevistado como testigo, que tengamos conocimiento”, comentó el licenciado Noel Torres, quien lo representa. Todavía no ha sido entrevistado como parte de la investigación administrativa la Superintendencia Auxiliar de Responsabilidad Profesional.

Diversas investigaciones, criminales y administrativas, están en curso luego de que el jueves pasado se reportara la desaparición de Chevrés Rivera, un celador de la Administración de Energía Eléctrica, cuyo vehículo se accidentó en la PR-165 de Dorado. De inmediato, se comenzó una búsqueda por el perímetro que resultó infructuosa. Cinco días después del incidente, el agente Ocasio Morales se disponía a sellar el vehículo -en custodia de la División de Patrullas de Carreteras de Bayamón- cuando se percató de un fuerte hedor y encontraron el cuerpo. Desde entonces, la Policía ha estado bajo fuego por aparentes irregularidades en los protocolos al momento de investigar e incautar un vehículo.

Incluso, todavía no se ha dado la explicación de porqué la División de Servicios Técnicos no fue llamada para que tomara fotos y levantara huellas de la guagua, ya que en este caso, el cristal delantero estaba roto lo que es compatible con un golpe como el que presenta el cuerpo del celador.

En caso de que surgieran dudas sobre cómo proceder con la guagua, ya que la puerta trasera no se podía abrir, pues estaba atascada, se tenía la opción de consultar con un fiscal.  

Según la jurisprudencia del caso del Pueblo v. Díaz, Bonano, “existen ciertas actividades gubernamentales que no activan la protección constitucional contra registros irrazonables, ya que no existe una expectativa razonable de intimidad sobre la materia investigada. Así, por ejemplo, no se activa la cláusula constitucional cuando la evidencia es ocupada en un “campo abierto” o cuando la evidencia ocupada ha sido “abandonada”, lee un extracto del texto.

Esperan resultados

Las autoridades aguardan por el informe del patólogo forense con los hallazgos de los análisis toxicológicos para que los investigadores tengan un cuadro completo de lo que descubrieron, ya que existe también la posibilidad de que Chevrés Rivera haya inhalado monóxido de carbono al estar encerrado en su guagua encendida por un lapso no establecido.

También se aclararía la causa y la hora de su deceso, al igual de si estaba vivo cuando su vehículo fue transportado en una grúa a la mencionada división de tránsito.

En esta etapa las autoridades no descartan ninguna teoría. Sin embargo, la de mayor fuerza apunta a que al chocar con un árbol en el accidente, el hombre de 47 años se golpeó la cabeza con el cristal delantero, lo que le ocasionó una herida abierta, compatible con la que presenta su cuerpo.

Al caer el vehículo en una inclinación de 45 grados de la carretera, el hombre trató de escalar por los asientos para salir por la compuerta trasera que estaba trabada, quedando atrapado.

El protocolo establece que cuando hay un vehículo involucrado en un accidente es deber de los patrulleros registrarlo completo para asegurarse de que no hay una persona herida.

Si el área no ofrece seguridad, debe mover el vehículo al cuartel correspondiente para su registro. Se verifica hasta la parte inferior de la carrocería y se llena el formulario de Inventario del Vehículo (PPR-128) que es una bitácora en la que se detalla toda información de la unidad. Ahí se incluyen datos sobre el operador de la grúa que lo transportó, la cadena de custodia, contiene croquis para marcar su condición o abolladuras y los artículos encontrados, además del equipo que posee y accesorios, entre otros datos.