“Él amaba su trabajo, amaba la Policía”
La madre del agente asesinado Luis Marrero Díaz aseguró que su hijo era un hombre dedicado a servir y ayudar al prójimo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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“Yo estoy superorgullosa de él. Y murió en lo que le gustaba, con las botas puestas. Él amaba su trabajo, amaba la Policía. Le gustaba lo que hacía”.
Así se expresó a la salida del Instituto de Ciencias Forenses (ICF) doña María Luisa Díaz, madre del policía estatal Luis Marrero Díaz, quien fue asesinado ayer mientras perseguía a un delincuente en Isla Verde, en hechos en que también fueron asesinados a tiros otros dos agentes de la policía municipal de Carolina, Luis Salamán Conde y Eliezer Hernández Cartagena.
María Luisa ofreció esas palabras luego de pasar por el penoso proceso de identificar el cuerpo de su hijo en el ICF, a donde acudió acompañada por su nieta Jheylimar, la mayor de las tres hijas del agente Díaz. Momentos antes, al entrar al Instituto, aunque se mantenía fuerte se le escuchó pedir a los agentes que le acompañaban, “si me caigo, me levantan”.
Al igual que ellas, las familias de los agentes Salamán y Hernández también pasaron en algún momento del día por el proceso en el ICF, mientras paralelamente llevaban a cabo arreglos con funerarias para el velatorio y sepelio.
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Una cuarta familia también tuvo que acudir al ICF para identificar a su pariente, el hombre que apareció asesinado con un letrero que le acusaba de ser el asesino de los policías, en hechos que todavía se investigan si están o no relacionados a la secuela de eventos criminales que acabó con la vida de los tres agentes.
“Él era muy bueno. Gracias a Dios”, afirmó doña María Luisa sobre su hijo, reiterando el orgullo que sentía por él.
Relató a que le gustaba mucho el deporte, y en particular el béisbol.
“Él era pelotero. Jugó desde los tres añitos, todas las categorías, hasta la Doble A. Jugó con Cidra, con Comerío, con Florida, con Vega Alta, y no estoy segura si con Manatí también”, comentó. “Le encantaba el deporte, y cuando iban los viejitos a jugar, que le faltaba uno, llamaban a casa, ‘Luisito vente que nos falta uno’, y él bajaba”.
“Y siempre estaba en las canchas con las nenas también. Siempre. Fue de esos papás presentes en los deportes de las hijas”, agregó la teniente Milery Méndez, quien estudió con el agente Marrero y también compartió con él en la Academia de la Policía.
“Así es. Práctica que tuvieran las nenas, ahí estaba papá”, secundó doña María Luisa.
“Un excelente padre, un excelente hijo. Yo no me quejo de mi hijo. No he tenido una queja en toda su vida de nadie de él, de nadie”, insistió. “Estoy superorgullosa de él”.
Comentó que además que Marrero, quien “era hijo de dos servidores públicos, un bombero y una maestra”, se pasaba ayudando a las demás personas.
“Más que orgullosa de que fuera policía, me siento muy orgullosa del ser humano que El Señor me permitió crear. Era tremendo ser humano. Siempre ayudando al prójimo, ayudando en el dolor”, agregó. “Hace como tres meses le mataron el nene a un vecino y él fue el que se encargó de todo, venir a Ciencias Forenses, lo escoltó con su motora, todo el entierro, lo hizo todo. Él era dado al servicio”.