Dos encubiertos sin protección
Los policías responsabilizaron al FBI y a la Policía por cualquier riesgo a su seguridad.
![Dos oficiales que participaron en el operativo en el que resultaron arrestados decenas de policías estatales alegan que han recibido amenazas y responsabilizan a la Policía de Puerto Rico y al FBI de cualquier cosa que les ocurra. <font color="yellow">(Archivo)</font>](https://www.primerahora.com/pf/api/v3/content/fetch/image-resizer-v1?query=%7B%22website%22%3A%22primera-hora%22%2C%22imageUrl%22%3A%22https%3A%2F%2Farc-anglerfish-arc2-prod-gfrmedia.s3.amazonaws.com%2Fpublic%2F3EYOPHYU6RHYJLDGQ5FB6CKSAA.jpg%22%2C%22width%22%3A2560%2C%22redirect%22%3A%221%22%2C%22external%22%3A%221%22%7D)
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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Fueron declarados héroes, y ahora se ocultan como delincuentes.
Así dijeron sentirse ayer los dos policías estatales que trabajaron como los agentes encubiertos en el histórico operativo anticorrupción del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), que se llevó a cabo el 6 de octubre de 2010 y que condujo al arresto de 61 oficiales de la Policía; 16 guardias municipales de San Juan, Toa Baja, Arecibo, Vega Baja, Guaynabo y Maricao; 12 oficiales de la Administración de Corrección; tres efectivos de la Guardia Nacional de Puerto Rico; dos del Ejército de Estados Unidos, y siete ex policías.
Los policías responsabilizaron al FBI y a la Policía por cualquier riesgo a su seguridad.
“En caso de que nos pase algo al compañero y a mí me gustaría añadir que es responsabilidad de la Policía de Puerto Rico y del FBI. Porque ya nosotros lo hemos notificado, lo hemos requetenotificado y, verdaderamente, es una cosa que es insólita y preocupante”, declaró uno de los policías en entrevista con el analista Luis Pabón Roca, en su programa “WKAQ Analiza”.
Los agentes manifestaron que no sólo les adeudan el salario que debían devengar a partir de octubre de 2010, sino que han sido objeto de amenazas de muerte por parte de policías, de sus familiares y han sido hasta acechados en sus residencias, sin que sus supervisores ni en el FBI ni en la Policía hayan tomado acción.
“Si venimos a ver, nosotros nos estamos escondiendo como si nosotros fuéramos los delincuentes”, argumentó uno de ellos.
Por su parte, el superintendente de la Policía, José E. Figueroa Sancha, indicó, en tono de regaño, que la culpa es compartida con respecto al retraso en el pago de su salario, tras culparlos por no someter sus documentos reclamando las horas trabajadas.
Agregó que se les concedió su petición para trasladarlos a los lugares de trabajo que solicitaron y se les entregó un radio de comunicaciones, y se les cambió su arma de reglamento por otro de mayor potencia ante las amenazas que han recibido, de las cuales tenía conocimiento.
“Se tomaron medidas correctivas en cuanto a ellos... pidieron ser transferidos a ciertas unidades, para estar lejos de las áreas donde ellos estaban; se les concedió eso y se está trabajando con el FBI, también en un dinero que el FBI les va a reembolsar por el tiempo que ellos estuvieron trabajando”, sostuvo Figueroa Sancha.
Al mismo tiempo, denunció que uno de los agentes no pasó a recoger su cheque al Cuartel General y el mismo fue devuelto en varias ocasiones, siendo invalidado.
“Ellos saben lo que estamos haciendo, pero no voy a discutir la parte confidencial de estos agentes, lo discuto con ellos”, respondió el funcionario, tras indicar que se propone convocarlos a una reunión próximamente para discutir sus inquietudes.
La situación se ha puesto tan tensa que, según el relato de los agentes, uno se tuvo que mudar a la casa del otro, porque en su residencia corría peligro.
“El FBI me dice a mí que yo tenía que vender mi casa... yo mi casa la compré con mucho esfuerzo, es mía propia, y como están las cosas hoy en día, sería irracional que yo venda mi casa por razones de seguridad, cuando yo vengo de Estados Unidos. A donde yo me mudé es a la residencia de él”, narró uno de los agentes.