Loíza. “Si yo llego a tener la espada que tenía en el cuarto hace unos años, que Dios me perdone, pero lo mataba aquí mismo”.

Se salvó por un  pelito  porque doña Santa Andino Quiñones no come cuento a la hora de defenderse, pero el encontronazo con un ladrón el pasado miércoles casi le cuesta la vida y, ahora, se recupera mientras cuenta sus bendiciones. 

Todo empezó con el sonido inusual de lo que parecían ser pasos que provenían de la sala de su casa a altas horas de la madrugada.

La viuda de 78 años reside  en la   parte posterior de un solar que comparte con una sobrina y una de sus nietas en las parcelas Suárez en Loíza.

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La  mujer,   quien tiene dos prótesis en sus rodillas, además de padecer de osteoporosis y artritis, pensó  que solo se trataba de un roedor merodeando por la residencia.

Sin embargo, al decidir levantarse y verificar de qué se trataba, se topó de frente con la peor pesadilla de su vida: un maleante armado con un machete.

“Yo siempre tengo un mocho en el cuarto y entonces aproveché, agarro el mocho y empiezo a tirarle y él me tiraba para atrás. Si yo llego a tener la espada que tenía en el cuarto hace unos años, que Dios me perdone, pero lo mataba aquí mismo”, añadió la mujer, quien aún está muy afectada por el atraco.

Según relató, luego que el intruso se apoderó del dinero, éste le arrebató su mocho y salió corriendo por la puerta trasera, por donde logró acceso inicialmente rompiendo la verja de hierro que conduce a la covacha en la parte posterior de la residencia.

No obstante, a pesar de que doña Santa aseguró que utilizó su machete contra el atacante con todas las fuerzas que tenía, no está segura si logró herir al individuo.

“Yo me asomé y lo vi salir corriendo para la puerta de atrás. Ahí fue que me vi sangrando un montón y caminé hasta el portón de la entrada pero no podía agarrar la llave para abrir. Ahí veo que los vecinos vienen y me ayudan. Gracias a Dios que no me desmayé con tanta sangre que boté”, indicó la viuda.

Acto seguido, los vecinos de doña Santa lograron socorrerla e intentar detener la hemorragia mientras esperaban la ambulancia, que, según explicaron, llegó a la escena unas dos horas después del suceso. 

“No sé decirle si por lo menos logré hacerle algo al tipo porque él tenía la cara tapada con una camiseta negra y todo fue tan rápido que ni me fijé.  Nunca me había pasado algo así. Yo soy una mujer que no he tenido revolución con nadie, yo digo que lo que Dios me dio yo lo comparto con los demás. No sé por qué me pasó esto”, cuestionó  con voz entrecortada.

“Ya no tengo tanto miedo pero me preocupa mucho que ese tipo vuelva a entrar a la casa”, añadió.

Doña Santa recibió dos heridas profundas, una en la muñeca izquierda y otra en la mano derecha.

Sin embargo, la anciana explicó que los doctores le indicaron que con terapias podría recuperar la movilidad de su mano izquierda, la más afectada por la herida  propinada por el asaltante.

Por otra parte, la anciana envió un mensaje a las personas de edad avanzada para que tengan mucha precaución. 

“Que se cuiden mucho porque Puerto Rico va de mal en peor. Si les pasa algo así, que se armen de valentía porque ahora uno, aunque coopere con los pillos, siempre le quieren hacer daño”, sentenció  mientras su nieta la consolaba.

Tiene miedo todavía

Xiomara Carrasquillo, su nieta y principal cuidadora, dijo que aunque doña Santa dice estar bien,  no supera la traumática experiencia.

“Ella tiene mucho miedo todavía. Cuando llegó del hospital ayer (lunes)  vio la puerta que todavía tenía la ventana rota y se puso bien nerviosa. Mi esposo tuvo que quitarla y comprar una nueva y reforzar la verja porque ella no quería ni entrar a la casa”, explicó Carrasquillo, quien reside junto a su esposo y sus hijos en el sector Villa Kennedy  mientras concluye la construcción de su residencia en el mismo solar donde vive su abuela.

“Mi mamá llegó de los Estados Unidos para ayudarme a cuidarla y está durmiendo con ella y me dice que lleva dos noches que no duerme. Antes de acostarnos tenemos que chequear debajo de las camas, en los closets, porque ella se pone bien nerviosa. Ayer se sentó un ratito en el balcón y empezó a llorar y a decir ‘por qué me pasó a mí’”, explicó la nieta, quien lamenta   que no se le hayan ofrecido a doña Santa  servicios de terapia emocional.

“Si lo cogen, lo matan”

Según explicaron los familiares de la anciana, la identidad del ladrón es conocida por varios vecinos  que han expresado su deseo de atraparlo y tomar la justicia en sus manos por lo que consideron fue “un abuso” con la querida mujer. 

“El pillo dejó una camisa que puede tener el ADN de él pero la Policía nos dijo que como ya la habíamos tocado, no servía como evidencia porque tenía ADN de varios familiares pero, ¿no se puede descartar el ADN de nosotros y entonces sacar el del tipo?”, cuestionó Carrasquillo.