El juicio por corrupción contra la exrepresentante María Milagros “Tata” Charbonier Laureano y su esposo Orlando Montes Rivera continuó este lunes cuando se retomó el contrainterrogatorio al agente del Negociado Federal de Investigaciones (FBI, en inglés) coinvestigador del caso, Andrew Waltz.

La exlegisladora y su esposo enfrentan cargos de conspiración, robo, soborno y recibir comisiones ilegales relacionadas con programas que reciben fondos federales, fraude electrónico y dos cargos de lavado de dinero. Contra Charbonier Laureano pesa, además, un cargo adicional de obstrucción a la justicia por destruir datos en su teléfono celular.

Antes de comenzar la jornada, la jueza federal Silvia Carreño Coll, que preside el proceso, se disculpó con los miembros del jurado por la interrupción del juicio y les agradeció por su paciencia. Explicó que no pudo continuar el juicio y acabar antes de las Navidades porque, luego de sentirse mal, arrojó positivo a COVID y tuvo que seguir el protocolo de aislamiento.

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Ya entrando en el juicio, buena parte de las preguntas del abogado Francisco Rebollo, que conforma el equipo de defensa de Charbonier Laureano junto con Anita Hill, parecieron ir dirigidas a minar la credibilidad de uno de los testigos de la fiscalía, el exdirector de la oficina legislativa de Charbonier Laureano, Jonathan Alemán Arce, quien según ha trascendido fue el que inicialmente dio a conocer al FBI el alegado esquema que se le imputa a la exrepresentante, en el cual habría inflado el salario de Frances Acevedo Ceballos, su otrora secretaria y recepcionista en la oficina legislativa, hasta la cifra de $8,000 mensuales, para que ella entregara a su familia entre $1,000 y $1,500 cada dos semanas.

Parte de las preguntas de Rebollo al agente Waltz giraron en torno a la operación que llevó a cabo el FBI, en la que entregó dinero marcado a Jonathan Alemán, para que le entregara a Frances Acevedo, con quien mantenía una relación que describió como de “amantes”, para que ella a su vez lo entregara a Charbonier Laureano, como parte de la comisión ilegal que le hacía llegar de forma bisemanal, de acuerdo con la alegación presentada contra de la exlegisladora.

A preguntas de Rebollo, el agente admitió que durante el allanamiento en la casa de Charbonier Laureano el 15 de julio de 2020 no se encontró ninguno de los billetes marcados. De hecho, admitió también que no se encontró dinero alguno en casa de la exrepresentante.

En cambio, en el allanamiento ese mismo día a la casa de Acevedo, encontraron en su cuarto varios de esos billetes marcados.

“Tres semanas después, ese dinero estaba en manos de Frances Acevedo. ¿Y sabe que Frances Acevedo y Jonathan Alemán eran amantes? ¿Y esos billetes que tenía Frances Acevedo eran los billetes que le dieron a Jonathan Alemán? Los amantes se habían quedado con el dinero”, cuestionó Rebollo al agente.

El abogado preguntó, además, si al momento de revisar las transacciones bancarias de las personas involucradas en el alegado esquema y la investigación que conllevó, no se percataron de que Alemán había ingresado varias sumas en efectivo, y que también había conseguido saldar una hipoteca que tenía con otras persona, “presumiblemente su esposa real”, con un pago de $68,454.28.

“¿Eso no levantó una bandera roja? ¿Ese depósito en efectivo no levantó alarmas?”, cuestionó Rebollo.

El abogado también preguntó sobre el origen de la relación de Alemán con el FBI, llevando al testigo a admitir que no fue Alemán quien se acercó a la agencia investigadora, sino que un agente se le acercó, en 2018, antes de la investigación a Charbonier Laureano que comenzó en 2019, porque era parte de una investigación sobre actividades de gangas y narcotráfico.

Sin embargo, el equipo de fiscalía federal, que conforman los fiscales federales María L. Montañez Concepción, Jonathan E. Jacobson y Kathryn E. Fifield, objetó esa línea de preguntas.

Finalmente, Rebollo cuestionó por qué el FBI toleró que Alemán, quien era informante y se le estaba dando dinero para la investigación contra su clienta, tuviese una relación amorosa con una de las personas que eran objetivo de la investigación, entiéndase Frances Acevedo.

“¿Acaso no se puede decir que el hecho de que un informante tenga una relación amorosa con una tarjeta de la investigación es un asunto altamente controversial?”, cuestionó el abogado.

Una vez más, la fiscalía presentó objeciones a la línea de preguntas de Rebollo, llevando a las partes a un largo diálogo con la jueza en el estrado.

En horas de la tarde, la abogada Anita Hill, que representa a Orlando Montes Rivera, hizo preguntas al agente Waltz que parecían buscar desvincular a su representado del alegado esquema de sobornos y comisiones ilegales.

A preguntas de la abogada, el testigo admitió que, de las dos cuentas bancarias que se presentaron como pertenecientes al matrimonio de Charbonier Laureano y Montes Rivera, este último tenía acceso a una de ellas que era conjunta con la exrepresentante y a la cual ella tenía pleno acceso, mientras que la otra era una cuenta individual de Charbonier Laureano.

Hill también estableció que el teléfono que usaba Montes Rivera estaba a nombre de Charbonier Laureano y, mostrando documentos de registros telefónicos, intentó mostrar que dichos registros solo indicaban que se había establecido una conversación entre el número de Acevedo Ceballos y el que usaba Montes Rivera, pero que no se había escuchado como tal esa conversación y no se podía determinar que en efecto su cliente hubiese sido parte de esa conversación, o que hubiese sido otra persona.

Asimismo, a preguntas de la abogada, el agente investigador dio a entender que hasta julio de 2020 ni Montes Rivera, ni su hijo Orlando Gabriel “Gaby” Montes Charbonier sabrían que el dinero que le entregaba Acevedo Ceballos a Charbonier Laureano era parte de un esquema ilícito.

En otra línea de preguntas, la abogada cuestionó la alegación de lavado de dinero, argumentando que la misma evidencia de mensajes de texto mostrada por la fiscalía dejaba ver nombres reales, número de cuenta real, el teléfono que usaban y demás. Preguntó al agente si acaso no era lo usual en esquemas de lavado de dinero que se oculte lo más posible la información, incluso usando teléfonos prepagados que no se pueden rastrear y múltiples cuentas, en lugar de mensajes con toda clase de información, incluyendo apodos y nombres de pila reales, así como el número de cuenta bancaria a dónde debían hacer depósitos.

Sobre el final de su contrainterrogatorio, Hill presentó unas notas que obtenidas durante el allanamiento a la casa de Charbonier Laureano, que fueron encontradas pegadas al refrigerador de la casa, en las que, en un tono bastante agrio, se daban unas instrucciones sobre qué hacer con una cantidad de dinero. Según se estableció, la nota estaba escrita por Charbonier Laureano, y leía, “Así va a hacer”, con una subsecuente lista de seis puntos que ordenaba; “refinanciaremos la casa de Cubuy; efectivo obtenido; Seguro Social; voy a hacer un viaje a donde me plazca; los 13,300 son para lo que me plazca; otorgar capitulaciones para traspasar a tu nombre la casa de Cubuy; entregarás la casa de Cubuy al banco después del traspaso; transmito la titularidad de Yunquesito a: a, Gaby, b, Mary, c, y a ti; tres personas serán dueñas de la propiedad, no confío en ti; si mueres te heredo legítimamente… (el resto de la nota no se pudo leer)”.

Con dicha nota, la abogada buscó establecer que la pareja llevaba en realidad una vida separada, incluyendo el aspecto financiero, y que era Charbonier Laureano quien estaba al mando de las decisiones en la familia, incluyendo las financieras.

En su redirecto, el fiscal Jacobson abordó algunos asuntos, como el dinero marcado por el FBI que hallaron en casa de Acevedo Ceballos. A sus preguntas, el agente explicó que durante los allanamientos ese dinero marcado “era algo que buscábamos, pero no era necesariamente la prioridad” pues también iban tras equipos electrónicos y documentos.

El fiscal también retomó un intercambio de mensajes de texto entre Acevedo Ceballos y Montes Rivera, y, para contrarrestar uno de los argumentos presentados por la abogada Hill, preguntó al agente si era posible que otras personas vieran el intercambio de texto más allá de las dos involucradas. Luego que el agente respondiera que no, agregó que, de hecho, las autoridades no supieron de dicho intercambio de textos hasta después de allanar los equipos y revisarlos.

Retomó también la información de los estados de cuentas bancarias, para mostrar que había sumas de dinero que habían pasado tanto de la cuenta conjunta de Montes Rivera y Charbonier Laureano a la individual de la exrepresentante, como de la cuenta individual a la conjunta.

El fiscal estableció además que, entre la entrevista del FBI a Acevedo Ceballos y el allanamiento a la casa de Charbonier Laureano y Montes Rivera, transcurrieron cuatro días, tiempo suficiente para que la pareja intentara deshacerse de evidencia. Agregó que la exlegisladora entregó uno de sus teléfonos con información borrada.

A preguntas suyas, además, el testigo indicó que no encontró evidencia alguna de que Alemán estuviese recibiendo comisiones ilegales de parte de Acevedo Ceballos.

Terminado el redirecto del fiscal, el abogado Rebollo solicitó un turno para un recontrainterrogatorio, pero la jueza le denegó la petición, argumentando que le había dado suficiente espacio durante el extenso contrainterrogatorio para abordar todos los temas. Acto seguido, excusó al testigo.

Cerrando la jornada, la fiscalía indicó que para mañana martes traería tres testigos, pero ninguno de ellos será Alemán, quien estaba listado entre los posibles testigos.

Por su parte, la defensa, aunque podría presentar testigos, al momento no ha anunciado que tenga esa intención.

Así las cosas, se presume que este martes pueda concluir el desfile de testigos, y dar paso a los argumentos finales y las instrucciones al jurado, para que entonces comiencen a deliberar.