Denuncian medidas extremas en la cárcel federal de Guaynabo
El Centro Metropolitano de Detención, en Guaynabo, permanece bajo extremas medidas de seguridad que mantienen incomunicados a los confinados allí ingresados.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
PUBLICIDAD
A un mes del asesinato del teniente federal Osvaldo Albarati, el Centro Metropolitano de Detención, en Guaynabo, permanece bajo extremas medidas de seguridad que mantienen incomunicados a los confinados allí ingresados.
Familiares de distintos reclusos que no quisieron identificarse por temor a represalias contra sus allegados denunciaron por separado que las autoridades en la cárcel federal suspendieron las visitas por tiempo indeterminado, han restringido de forma "excesiva" la movilidad de los confinados y han empeorado sus condiciones higiénicas.
“Desde que mataron al policía, los muchachos no tienen visitas, no tienen comisaría, los está tratando mal la administración”, manifestó a este medio una mujer cuyo nieto está recluido en la referida institución.
La mujer recibió una notificación escrita desde la cárcel, pues no ha podido hablar con su nieto por teléfono, y tampoco ha logrado comunicarse a través de los funcionarios del Negociado Federal de Prisiones que laboran allí.
“Ellos nos salen con malascrianzas por teléfono... Uno llama para saber de ellos, y nos dicen que están bien, que no nos llamen más y no nos molesten más'”, dijo la fémina.
No fue posible obtener una reacción de las autoridades carcelarias. Daisy Pérez Wills, portavoz del Centro Metropolitano de Detención, no devolvió ninguna de las múltiples llamadas ni correos electrónicos que se le hicieron.
Entre las denuncias de los familiares, figura que se les hayan suspendido las visitas por completo a todos, que les retiraran el servicio de comisaría mediante el cual podían adquirir algunos víveres con el dinero que recibían de sus allegados, que solo se les permita salir de sus celdas dos horas al día, que les quitaran la televisión y el radio, así como el acceso a las áreas recreativas de la penitenciaría.
Un hombre cuyo hijo lleva dos años y medio preso en la cárcel federal dijo que las restricciones se intensificaron aún más después del atentado a tiros del que fue objeto el edificio federal posterios al asesinato de Albarati.
Tras ese incidente, según el denunciante, a los confinados no se les permitió salir de sus celdas en ningún momento del día, solo podían bañarse tres días a la semana, y las autoridades supuestamente abrían la llave de paso para los servicios sanitarios dos veces al día.
“Ellos ponen periódicos encima para que no salga el mal olor”, relató el individuo, quien recibió una carta de su hijo con las quejas.
“Él dice que es imposible sentirse bien en condiciones físicas normales, (pero) cuando no puedes salir de tu celda, no puedes caminar, es mucho peor”, añadió.
A los familiares de los reclusos no solo les preocupa la seguridad de sus allegados, sino también su salud. En el caso de la mujer, su nieto es hipoglucémico, y desconoce si al presente recibe la atención médica requerida, mientras que el hombre dijo que su hijo le informó que ha rebajado alrededor de 15 libras.
Según los denunciantes, actualmente la dieta de los reos se basa únicamente en un sándwich en la mañana y otro en la noche, y una comida caliente de almuerzo.
El teniente Albarati fue abatido a tiros desde un vehículo en movimiento en la autopista justo al salir de su trabajo en el Centro Metropolitano de Detención la madrugada del 26 de febrero.
La pesquisa sobre el asesinato apunta a que la muerte está relacionada con una investigación que realizaba el agente federal sobre los negocios ilícitos que mantenían algunos convictos por narcotráfico desde la cárcel.
Semanas después de ese asesinato, desconocidos balearon la institución penal. Nadie resultó herido en ese incidente.