Declara agente en juicio por la masacre familiar de Guaynabo
En el quinto día del juicio por jurado contra Christopher Sánchez Asencio
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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El agente Miguel Nieves Collazo, de la División de Homicidios del Cuerpo de Investigación Criminal de Bayamón, testificó este lunes que la noche del 18 de noviembre de 2014, en el interior de una alcantarilla en la urbanización Versalles, en Bayamón, ocupó tres celulares, un reproductor de música, un beeper y unos guantes plásticos que supuestamente habían sido robados.
Nieves Collazo declaró en el quinto día del juicio por jurado contra Christopher Sánchez Asencio, uno de los dos acusados por los asesinatos de cuatro miembros de una familia en Guaynabo.
Según ha trascendido durante el juicio, el hombre prestó dos versiones de los hechos, en una de las cuales confesó haber ultimado a su casero Miguel Ortiz Díaz, de 66 años; a su esposa Carmita Uceda Ciriaco, de 45 años, y a la madre de ésta, Clementina Ciriaco López, de 73 años, en la residencia del militar retirado en la urbanización Parque de Los Frailes, en Guaynabo. Además, está acusado de secuestrar a los dos hijos adolescentes del matrimonio y de quitarle la vida al mayor, Michael Ortiz Uceda, de 15 años, en un paraje en el barrio Guaraguao. El otro adolescente fue lanzado por un puente y logró sobrevivir.
En el testimonio, también alegó que su alegado compinche, José Bosch Mulero, hurtó cierta propiedad de la familia asesinada. Entre estas cosas, mencionó las cámaras de seguridad de la residencia del militar, dos laptops y dos máquinas de videojuegos.
Mientras, en su informe inicial al jurado, la fiscal Janet Parra dijo que en el juicio presentaría evidencia de que los autores del crimen cargaron de la casa de la familia con videojuegos, laptops, las cámaras de seguridad de la casa, celulares y en un solar baldío se deshicieron de parte de la propiedad hurtada.
A preguntas de la fiscal María del Mar Ortiz, el agente declaró que después que recibió una llamada del teniente Oscar Cordero se digirió a la calle Carbonell final, de la urbanización Versalles, en Bayamón, próximo a un solar con una verja desprendida. No utilizó la descripción de solar baldío.
“Al final de la calle logré localizar un sistema de alcantarillado, donde las aguas de lluvia se drenan. Ya estaba oscuro y usando una linterna, a simple vista veo que se encuentra una propiedad robada que me habían indicado que localizara”, declaró el policía en el juicio que se sigue en la sala 704 del Tribunal de Primera Instancia de Bayamón.
Añadió que para tener acceso a los artículos solicitó ayuda al Sistema de Manejo de Emergencias de Bayamón para que removieran la alcantarilla. Detalló que los técnicos de Manejo de Emergencias llegaron al lugar a eso de las 9:15 p.m.
Además, dijo que hizo gestiones con Servicios Técnicos de la Policía para documentar el área y los hallazgos en fotografías.
¿Qué se ocupó en el lugar?, le preguntó la fiscal al policía.
“Un IPhone azul y negro, un Galaxy Note blanco, rosa y azul, un reproductor de música Apple, un celular LG de ATT azul, un beeper gris y unos guantes verdes plásticos”, detalló el testigo de la Fiscalía.
La jueza superior Vivian Durieux Rodríguez admitió como parte de la evidencia en el caso varias fotografías del lugar, así como de la propiedad ocupada.
Nieves Collazo dijo que el teniente Cordero le comunicó que la propiedad era hurtada.
“Él me indicó que habían lanzado una propiedad robada a un sistema de alcantarillado en la calle Carbonell”, declaró el testigo.
Con sus preguntas, el abogado del acusado, Orlando Cameron Gordon, trató de sembrar dudas sobre la propiedad ocupada.
A las preguntas del letrado, Nieves Collazo dijo que a los celulares no le tomaron huellas dactilares y que no sabía si a los guantes le hicieron pruebas de fluidos corporales.
El juicio reanuda a las 2:00 p.m.