La jueza Inés Rivera Aquino encontró hoy culpable a Coraly Campos Rodríguez de asesinar a sus dos hijos, el pasado 10 de agosto en el barrio Saint Just de Trujillo Alto, tras concluir que la mujer cometió el horrible crimen   consciente.

Campos Rodríguez lloró desconsoladamente  mientras la jueza  la declaraba   culpable por dos cargos de asesinato en primer grado, dos cargos de maltrato de menores y violaciones a la leyes de Armas y  de Violencia Doméstica.

“Se hizo justicia. Que no quede duda que los delitos que se cometen contra los hijos de Puerto Rico no quedarán impunes” , sentenció la fiscal Hernández Gutiérrez, quien lucía emocionada, a punto de llorar, tras la victoria de lograr justicia para Ilang Coral Monge y Yeriel Rodríguez, de tres y un añito, respectivamente.

Yariel Rodríguez, el padre del pequeño, estuvo ayer  acompañado de su familia. Salieron  de sala con los ojos llorosos. Fue un proceso doloroso y largo para todos ellos.

El veredicto de la jueza se emitió luego de que la defensa contrainterrogara a un testigo presentado por la fiscalía para derribar una teoría presentada por la defensa en torno al estado mental de la acusada al momento de cometer el crimen, que sacudió al país.

Otra especialista presentada por la defensa alegó, entre las teorías que presentó para explicar la estabilidad mental de Campos Rodríguez, que ésta pudo haber sufrido de un trastorno mental transitorio, término que está cobijado en el Código Penal de Puerto Rico, cuando les quitó la vida a sus dos pequeños.

Pero el testigo de la fiscalía, el psiquiatra forense, Raúl López, concluyó que la acusada cometió el crimen durante un arranque de cólera que era compatible con un patrón de violencia que se remontaba a sus años de adolescencia.

Durante el contrainterrogatorio realizado al testigo por el abogado de defensa, Rafael Borrás, salieron a relucir piezas claves de evidencia, muchas de las cuales habían desfilado durante el juicio, que se extendió por varias semanas.

El día del crimen, la mujer se enfrascó en una acalorada discusión con su compañero, Yariel Rodríguez, padre del niño más pequeño. Se desprende de la documentación que la pareja había sostenido peleas físicas antes del fatídico día, pero que Campos Rodríguez  se enfureció cuando éste rechazó su acercamiento sexual.

El joven barbero, quien aseguró nunca haber golpeado a Campos Rodríguez, se retiró de la casa luego de que ésta le advirtiera que nunca iba a ver a sus hijos jamás.

“No te vas a despedir de los nenes. Yo me los voy a llevar lejos. 'No los vas a ver más'” ,leyó la fiscal Laura Hernández Gutiérrez de una declaración jurada de Yariel mientras ofreció su argumento final antes del veredicto de la jueza.

López aseguró que la mujer se encontraba en su sano juicio, aunque sumida en un arranque de cólera, cuando apuñaló  a los pequeños con un cuchillo de cocina con una hoja de 12 a 13 pulgadas.

Otra evidencia forense arrojó luz sobre el hecho de que la madre torturó a los niños, mediante golpes y cortaduras, antes de darles muerte con el arma blanca.

La niña, por ejemplo, presentaba cuatro costillas rotas y el  más pequeño también sufrió otras cortaduras  en las extremidades que eran compatibles con un proceso de tortura. La mujer cometió el atentado con el  cuchillo en el dormitorio de los pequeños y, acto seguido, intentó incendiar la habitación mediante el uso de un acelerante.

Luego de que los bomberos extinguieron el incendio, los niños agonizaron y murieron. La madre fue trasladada al Centro Médico de Río Piedras para que le trataran heridas autoinfligidas y quemaduras por el fuego tras lo cual fue ingresada a la Cárcel de Mujeres de Vega Alta.