Lágrimas y fuertes emociones a flor de piel coparon el desenlace del juicio contra Christopher Sánchez Asencio, a quien un jurado encontró culpable esta noche de matar a cuatro miembros de una familia en Guaynabo, un hecho que hace un año consternó a Puerto Rico.

En votación unánime, el jurado –de ocho mujeres y cuatro hombres- falló en contra del acusado en los cuatro cargos de asesinato en primer grado y uno de tentativa de asesinato que se le imputaban. También el jurado lo halló culpable por unanimidad de diversas infracciones de la Ley de Armas, secuestro, robo, conspiración, agresión agravada y destrucción de evidencia. Solo en el cargo de poseer una pistola Intratec, la votación fue de 11-1.

Poco después de las 10:00 de la noche –tras retirarse a deliberar a las 6:30 de la tarde-, el jurado anunció que tenía un veredicto y pidió salir a la sala 702 de la jueza Vivian Durieux Rodríguez, del Tribunal de Primera Instancia de Bayamón.

El acusado, tembloroso y sin expresión en su rostro, escuchó de pie el laudo, junto a su abogado, Orlando Cameron Gordon. El hombre se expone a una pena de más de más de 300 años de prisión.

Sánchez Asencio fue hallado culpable de los asesinatos del militar retirado de 66 años, Miguel Ortiz Díaz; su esposa, Carmita Uceda Ciriaco, de 45 años; y la madre de esta, Clementina Ciriaco López, de 73 años, en hechos ocurridos la noche del 17 de noviembre de 2014, en la residencia del matrimonio, en la urbanización Parque de Los Frailes, en Guaynabo. También fue encontrado culpable de ultimar al hijo mayor de la pareja, Michael Ortiz Uceda, de 14 años; en un paraje del barrio Guaraguao, y de intentar quitarle la vida al menor de la familia, que en ese momento tenía 13 años.

La vista para dictar sentencia fue señalada para el 2 de diciembre. La jueza declaró el veredicto conforme a derecho. El abogado alegó que dos de las acusaciones sobre la Ley de Armas eran defectuosas, pero la jueza lo declaró no ha lugar.  

“Se le hizo justicia a esta familia”, expresó la fiscal Janet Parra Mercado una vez concluido el proceso esta noche.

Tras la sentencia, la primera esposa de Ortiz Díaz, Carmen Serrano Arroyo, se mostró satisfecha con el resultado del caso y agradeció al jurado y a la fiscalía por el trabajo realizado.

“A pesar de que fue un proceso largo y doloroso, allá arriba hay un Señor que se encarga de todo”, indicó Serrano Arroyo.

Al salir de la sala, otros familiares de la víctima se abrazaron, mientras sollozaban.

La madre del acusado, Alexandra Asencio, y otros de sus familiares, entretanto, recibieron con lágrimas el veredicto del jurado.

En sus argumentaciones finales, las fiscales Parra Mercado y María del Mar Ortiz Rivera pidieron al jurado “justicia” para las víctimas.

“Hoy es el día de hacer justicia a Miguel Ortiz Díaz, a Carmita Uceda, a Clementina Ciriaco, a Michael Ortiz Uceda y es el día de justicia para el menor que vive (el niño sobreviente), quien en un año tuvo que enfrentar la pérdida de su familia y presentarse a esta sala a defenderlos”, dijo Parra Mercado con voz quebrada.

Mientras cerraba su alocución, algunos jurados lucían compungidos. A una de las mujeres se le vio secarse lágrimas.

“Si el acusado está aquí jugándose la libertad es porque él jugó con la vida de estas cuatro personas, hay una carta de derechos del acusado, pero no hay un derecho más grande, que es el derecho a la vida”, indicó la fiscal, quien citó en su informe final al finado cantante de rock John Lennon: “Nos escondemos para hacer el amor, pero practicamos la violencia a plena luz del día”.

Parra Mercado dijo que el acusado prestó “no una, sino dos confesiones” y lamentó que el abogado defensor indicara en su turno que la Fiscalía le había ocultado prueba a la defensa. “Nuestro fin es hacer justica y no se hace inventándonos prueba. El único que engañó a don Miguel fue el acusado, que le hizo creer que le iba a pagar la renta, que se llevó un cuchillo por si había que matarlo no hiciera ruido. Ya él iba con ese propósito. Al menor le robó su niñez y le robó su inocencia porque ese niño a sus 15 años se tuvo que sentar aquí para defender a su familia. Le robó todo, pero no le pudo robar la oportunidad de hacer justicia”, sostuvo la fiscal, mientras uno de los familiares de los difuntos estalló en llanto y tuvo que abandonar la sala. 

“La deuda puede ser de un peso ($1.00)… aquí no había razón para terminar la vida de una familia” agregó la fiscal. 

Dijo que el niño en su testimonio confirmó la confesión del acusado y añadió que “lo importante fue lo que dijo la patóloga: que todas estas personas al morir recibieron tiros en la cabeza y en posición de ejecución”.

Mientras hablaba, el acusado la miraba y se llevaba las manos a la cara, con gestos de nerviosismo. La fiscal sostuvo que el abogado de Sánchez Asencio había tratado de confundir al jurado “con detalles sin importancia”. 

El abogado defensor, Orlando Cameron Gordon le pidió a la jueza que incluyera entre las instrucciones al jurado el elemento de la intimidación, bajo el alegato de que su cliente había actuado presionado por su compinche, José Bosch Mulero, pero la magistrada denegó la solicitud.

“El tribunal determina que no se justifica la instrucción de intimidación”, sentenció la jueza.

En sus argumentaciones finales al jurado, Cameron Gordon atacó la investigación criminal del caso y hasta puso en duda de que al menor lo lanzaran desde el puente.

“Desde antes de hacer la investigación ya habían culpado a este señor (su cliente)”, sostuvo Cameron Gordon, quien comparó a los policías con el personaje satírico de “Cuca Gómez” y dijo que había bautizado el caso como “el caso de la conveniencia”. 

Alegó que los policías que detuvieron al acusado y le tomaron la confesión, no le explicaron las consecuencias de renunciar a sus derechos. 

“No tomaron las muestras del ADN de las latas de cerveza que había en la casa porque ya tenían su caso montado, no se levantaron huellas en la casa, ni a los vehículos de motor”, indicó el abogado. 

Dijo que el cuchillo, con el que fueron heridos don Miguel y el menor sobreviviente, fue llevado al ICF “pero las manchas no se analizaron” y añadió que las manchas de sangre que el menor sobreviente dijo en su testimonio que puso en la guagua de sus agresores “no se examinaron tampoco”.

Sánchez Asencio, de 28 años fue acusado de actuar en concierto y común acuerdo con Bosch Mulero, de 27 años. Este último encara los mismos 19 cargos, pero un juicio separado que ha quedado aplazado para el 2016.