Cuestionan bases científicas en caso de mucama
Defensa de Aida de los Santos busca establecer que no hay razones suficientes para decir que la huella en el cuchillo, que la incrimina, le pertenece.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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El experto en huellas dactilares Rubén Díaz de León nunca se molestó en tomar notas ni en justificar en su informe escrito cómo fue que llegó a la conclusión de que la huella en el cuchillo con el que presuntamente asesinaron a Georgina Ortiz Ortiz le pertenece a Aida de los Santos Pineda.
Lo justificó diciendo que se trataba de un trabajo de verificación a lo que había hecho previamente otro técnico de huellas.
El especialista no pudo explicar cómo es que sin hacer apuntes, y tras revisar miles de huellas dactilares en escenas criminales como parte de su trabajo, aún recuerda los datos del caso contra la empleada doméstica, cuyos hechos se remontan al 17 de agosto de 2010.
Reconoció que no plasmó en ningún sitio las bases científicas que utilizó para su análisis de corroboración y hasta pareció contradecirse sobre si la huella, que es la única prueba directa con la que cuenta la fiscalía en contra de la mucama, se dejó marcada con presión o no.
El lunes, a preguntas de la fiscal Elba Acevedo, el testigo dijo que la huella, que identificó como de Aida, se quedó plasmada porque tuvo que haber agarre o presión. Ayer indicó que la presión no siempre se puede determinar y no necesariamente afecta el dibujo de una huella, que más bien debía haber “exceso de presión” para que se pueda concluir eso.
Después reconoció que hay muchas cosas que pueden hacer que una huella no quede impregnada claramente en una superficie como: un movimiento brusco de los dedos o un desplazamiento de éstos, tener mucha sustancia de algo en los dedos y, precisamente, ejercer demasiada presión.
La línea de preguntas parecía dirigida a establecer que usar el cuchillo para matar a una persona y dejar apenas una huella identificable, sin mucha presión, no es compatible.
Sobre los puntos característicos de la huella encontrada en el cuchillo, que el experto dijo el lunes que coincidían con el dedo medio de la mano derecha de la empleada doméstica, en el contrainterrogatorio de ayer explicó que los protocolos de la Policía aquí en la Isla no establecen un mandato sobre cuántos usar.
No obstante, en la práctica se usan ocho puntos para establecer que cierta huella le pertenece a determinada persona.
Indicó que en Italia y Francia se usan 14 características, mientras que en España usan 12.
Casi a regañadientes, Díaz de León aceptó que se pudieran cometer errores en la identificación, aunque eran menos los casos y la mayoría de las veces sucedía cuando no se siguen los protocolos.
“Pudiera suceder”, expresó.
Mientras, el abogado Aarón Fernández trajo a colación un caso del 2004, en el que expertos del FBI determinaron que una huella encontrada en el área de los ataque terroristas al metro de Madrid le pertenecía al estadounidense islámico Brandon Mayfield y después se descubrió que la identificación estuvo errada. El hombre ni siquiera había salido de Estados Unidos y la situación provocó que el FBI cambiara sus protocolos de identificación.
Díaz de León, quien dirigía el área de Identificación Dactilar Computadorizada de la Policía para la fecha del crimen, aseguró estar al tanto del caso Mayfield.
En otro momento se trató de establecer si la huella pudo estar o no en el cuchillo antes del crimen y haberse hecho visible con la sangre de la víctima. El tema quedó confuso.
Pero las preguntas y las respuestas entre Fernández y el experto, por momentos, se convertían en algo parecido a una complicadísima clase de biología avanzada sobre sudor, sustancias y huellas.
Díaz de León, quien tiene 32 años de experiencia en el campo de análisis de huellas, reconoció que al validar los hallazgos de su subalterno Víctor Reyes Raspaldo no comparó las huellas en el cuchillo con las 10 personas que el Sistema Automatizado de Identificación de Huellas (AFIS, por sus siglas en inglés) identificó como que tenían características similares. Tampoco detalló por qué no comparó las tarjetas de 10 personas a las que se les tomó huellas como parte de la pesquisa.
Y aunque sus iniciales están inscritas en el mango del cuchillo, como prueba de que lo revisó físicamente, Díaz de León nunca firmó la hoja de custodia de evidencia “porque yo nunca tuve la custodia”.
El contrainterrogatorio continúa hoy.