Cuestiona defensa del municipio de Guaynabo silencio de presunta víctima de acoso sexual
La exfuncionaria de la Oficina de la Procuradora de las Mujeres alega que fue hostigada en hasta 180 ocasiones pero por años no hizo ninguna denuncia a la Policía.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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Pese a que era abogada, estuvo en movimientos feministas y laboró para la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, la alegada víctima de acoso sexual del hijo del exalcalde de Guaynabo y de igual nombre, Héctor O’Neill, no reportó a la Policía los acosos que alega enfrentó por alrededor de tres años ni solicitó una orden judicial para detener el supuesto patrón de hostigamiento, según trascendió esta mañana durante la continuación del juicio civil en contra del municipio.
La información trascendió durante el contrainterrogatorio que el abogado del ayuntamiento, Claudio Aliff Ortiz, le hizo a la víctima y demandante en este caso, Inés María Jelú Iravedra, en el proceso judicial que se realiza ante la sala del juez Raúl Arias Marxuach, del Tribunal federal de Distrito.
La víctima, sin embargo, no ha podido explicar la razón por la que no tomó medidas contundentes para detener el alegado hostigamiento, pues está limitada a contestar sí o no a las preguntas del abogado del municipio.
Según ha trascendido en el juicio, Jelú Iravedra supuestamente fue víctima de hostigamiento sexual entre verano de 2012 a verano de 2015. No fue hasta el 13 de julio de 2015 que sometió una primera querella formal en el municipio y ante la Comisión para la Igualdad de Oportunidades para el Empleo para denunciar los acercamientos sexuales que supuestamente le hacía Héctor “El Cano” O’Neill Rosa.
El contrainterrogatorio comenzó cuando el abogado Aliff Ortiz le presentó un cálculo a base de la aseveración de la víctima de que O’Neill Rosa le hacía entre dos a cinco acercamientos sexuales al mes. Dijo que la suma de los tres años en los que supuestamente sufrió estos incidentes lleva a totalizar unas 72 a 180 instancias de hostigamiento.
“¿Fue la Policía a reportarlos?”, le increpó.
“No”, contestó la víctima.
“¿Pidió protección al tribunal por el acoso?”
“No”, precisó Jelú Iravedra, quien llegó a reconocer ante un jurado que sus experiencias como abogada, feminista y en la Procuraduría la hacían capaz de reconocer sus opciones para denunciar la situación.
Aliff Ortiz, luego de hacer estas preguntas, la confrontó con los primeros ocho incidentes del alegado hostigamiento, reportado entre julio a octubre de 2012. En cada instancia le cuestionaba si tuvo igual comportamiento de no gritar, correr al baño, llorar, no reportarle a ninguno de sus compañeros lo que supuestamente O’Neill Rosa le había hecho y continuar su jornada laboral. En todo momento, Jelú Iravedra expresó “correcto”.
La mujer, en medio de varias incongruencias, comentó que le reportó el primer incidente de acoso al que era su jefe en la División Legal del municipio, Héctor Hoyos. Aunque durante el juicio alegó que fue después de salir del baño, en la deposición sostuvo que fueron varios días después.
Luego, el abogado insistió en su línea de preguntas sobre la falta de una acción de la mujer para denunciar lo que atravesaba.
“¿Regresó sola al mismo sitio donde se le había hostigado?”, le increpó el abogado.
“Correcto”, afirmaba la mujer en repetidas ocasiones.
Afectada por el interrogatorio, Jelú Iravedra llegó a expresar que se sentía en mal, por lo que el juez federal le dio 10 minutos de receso. Cuando regresó, la mujer denunció que una compañera de labores, la licenciada Terilyn Sastre, “estaba alterada por las cosas del municipio…, que las situaciones de hostigamiento estaban fuera de control”. Arias Marxuach no admitió estas expresiones.
Por otro lado, durante el testimonio de la mujer trascendió que en una ocasión O’Neill Rosa entró sin autorización a su casa, pues la puerta se encontraba abierta. El abogado le cuestionó si lo reportó a la Policía y esta volvió a decir que “no”.
Además, se reveló que Jelú Iravedra trabajó por un breve periodo en la Oficina de Asuntos de la Juventud, cuando era dirigida por O ‘Neill Rosa, y que renunció tras dos presuntos incidentes de hostigamiento. Fue, entonces, que la abogada acudió a donde la esposa del exalcalde de Guaynabo, conocida como doña Alba, a pedirle un trabajo en el municipio.
La víctima aceptó, además, que compartía regularmente con el entonces director de Recursos Humanos, Eduardo Farria, a quien llegó a considerar como “un prospecto” para casarse. El abogado Aliff Ortiz trajo esta situación a la luz como para exponer que tenía confianza con el funcionario como para revelarle lo que le ocurría.
El juicio continúa esta tarde con más del testimonio de la víctima, quien solicita al municipio una compensación de $3.3 millones por los daños emocionales sufridos durante el periodo que supuestamente fue hostigada sin que el municipio tomara ninguna acción.
Jelú Iravedra había incoado otra demanda contra O’Neill Rosa. Sin embargo, el pasado 14 de octubre retiró voluntariamente sin obtener ninguna compensación.
El actual alcalde de Guaynabo, Ángel Pérez, intentó llegar a una transacción monetaria con la víctima, pero la Legislatura Municipal no le dio paso a una resolución que le hubiese concedido a la abogada $600,000 por los daños sufridos. Ante este marco, es que se realiza este juicio civil.