Ponce. Tres pistolas y un revólver fueron ocupados en la oficina del sexto piso de la Comandancia de Ponce, donde el exagente Guarionex Candelario Rivera asesinó presuntamente  a tres compañeros policías el 28 de enero de 2015.

De esas armas, al menos una pistola Glock negra, modelo 22 Gen4, calibre 40, había sido disparada y ya no tenía balas en su cargador. 

La investigadora forense Sonia Acevedo Díaz, quien es la segunda testigo de cargo en el juicio por jurado que se lleva contra  Candelario Rivera en la sala 505 del Tribunal de Ponce, declaró ayer que la corredera de esa pistola estaba abierta, lo que significa “que el arma se disparó”. No se precisó a quién le pertenecía.

Las otras dos pistolas, también marca Glock calibre 40, eran las armas de reglamento de la agente Rosario Hernández de Hoyos y del comandante Frank Román Rodríguez, dos de las víctimas fatales. Ambas estaban cargadas y tenían sus  correderas cerradas, dijo la testigo.

Sobre el revólver, modelo Taurus 65, calibre 357, indicó que lo recuperó encima de un archivo y que estaba cargado con seis balas. Sin embargo, no dijo si había sido disparado ni a quién le pertenecía.

Cabe señalar que durante la vista preliminar trascendió que Candelario Rivera  llegó a la Comandancia con dos armas de fuego, una de ellas revólver, y una caja de balas.

A preguntas de la fiscal Sharleen Rosa de Jesús, la testigo mencionó que el cuerpo de Hernández quedó en el suelo frente a la puerta de entrada de la oficina, el de Rodríguez al lado del escritorio y el de la teniente Luz M. Soto Segarra sobre una silla. La oficina era de esta última.

En toda la escena, que incluía el vestíbulo del sexto piso, se ocuparon 18 casquillos de bala disparados .40.

El testimonio de Acevedo Díaz continuará el 12 de septiembre en la sala de la jueza Carmen Otero Ferreiras.