La comunidad santera en Puerto Rico ya ha escuchado sobre los vínculos que se han intentado establecer entre el narcotráfico y su religión, pero su indignación se extiende a cada una de las asociaciones, las cuales considera generalizaciones que fomentan prejuicios y estereotipos.

El secretario del Templo Yoruba Omo Orisha de Puerto Rico, Joseph Carroll, instó tener prudencia y pidió respeto para los miles de puertorriqueños que profesan la santería, entre otras creencias que son practicadas por grupos minoritarios. Aseguró que de la misma forma que no se pueden hacer generalizaciones sobre, por ejemplo, los católicos, por los actos de pederastia de algunos de sus sacerdotes, o de los musulmanes por los actos de terrorismo cometidos por un sector fundamentalista, no se debería hacer insinuaciones sobre la santería por los principios religiosos distorsionados que podrían practicar algunos criminales.

“La religión yoruba trabaja con el desenvolvimiento espiritual de todos los seres humanos para que se puedan poner en contacto con su esencia divina. Es una espiritualidad que trabaja con la transformación del ser humano. Se refleja en las acciones” , sostuvo Carroll, quien es un babalao (sacerdote santero).

Los santeros ofrecen talleres en el Centro Metropolitano de Detención de Guaynabo y se estima que menos del cinco por ciento de la población del penal practica la santería. “Cada vez que sale un reportaje de éstos, se reafirma un imaginario con un estigma social. Quiero enfatizar que los eventos de hoy son lamentables. Esperamos que haya cautela en no declarar que una actividad es sinónimo a una actividad ilícita”, indicó el babalao, quien aseguró que muchos santeros en Puerto Rico no profesan su fe de manera abierta ante los estigmas y los prejuicios que existen contra su religión en la sociedad puertorriqueña.

Algunos estudiosos del tema definen la santería como una religión que funde creencias católicas con la cultura tradicional yoruba, es decir, un sincretismo entre principios religiosos europeos y africanos.