Se suponía que fuera el día más feliz en la relación de la pareja.

El cirujano Carlos Gómez Amparo decidió colgar su bata blanca y, en cambio, se vistió de punta en blanco, con chaqueta y corbata, pues tenía un anuncio importante que hacerle a su pareja, María Pérez Viruet.

Él se quería casar con ella. Un ramo de rosas, una carta de amor y un paseo por el área metropolitana fueron algunas de las estrategias que empleó.

Desgraciadamente, Gómez Amparo encontró la muerte tarde en la noche del sábado a manos de la ex pareja de Pérez Viruet mientras estaba en la residencia de la dama, ubicada en el barrio Hato Arriba, en Arecibo.

A eso de las 10:00 de la noche, Juan Santiago Pérez, ex pareja de la mujer, llegó a la casa de esta y desató una discusión. Cuando el galeno intervino para defender a su pareja, Santiago Pérez lo atacó con un arma punzante, infligiéndole varias heridas graves que le ocasionaron la muerte al doctor, que llevaba alrededor de seis meses de relación con Pérez Viruet.

En el hospital regional de Arecibo, donde llevaba 25 años trabajando, sus compañeros y colegas lamentaban el trágico incidente que terminó con la vida de quien ellos se referían como uno de “los más queridos”.

“A él no le importaba si el paciente no tenía plan médico o dinero, él los atendía comoquiera, a la hora que fuera”, recordaba una de las enfermeras.

“En el hospital lo vamos a echar de menos. Todavía no lo puedo creer”, afirmó la persona que prefirió mantenerse bajo anonimato.

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Defendió a su pareja

De la investigación realizada por la Policía se desprende que Santiago Pérez supuestamente había agredido a la enfermera luego de lograr acceso a su residencia a principios de agosto.

“Se alega de un patrón. Este entró a la residencia y la agredió. (La víctima) no hizo un reporte a la Policía, pero sí le dio conocimiento del incidente al médico”, indicó la capitana Mayda Ortiz, directora del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Arecibo.

Las autoridades sostienen que el galeno recibió unas cinco heridas punzantes en el torso, entre otras de defensa en las manos, cuando intentó repeler el ataque del agresor que se armó de una pequeña cuchilla con una hoja de tres pulgadas.

“Lo que se pudo apreciar de la investigación es que el doctor era una persona humilde que había salvado muchas vidas”, dijo Ortiz.