Cercano el fallo del juicio por muerte de Yexeira
Roberto Quiñones Rivera enfrenta un cargo de asesinato y otro de destrucción de prueba.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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El expolicía y tapicero Roberto Quiñones Rivera conocerá la próxima semana si pasará el resto de sus días en prisión o si saldrá de la cárcel de Bayamón tras extinguir una sentencia de 42 meses, que cumple por una convicción relacionada a la posesión de un marbete falso y de un chaleco de la Policía.
Quiñones Rivera enfrenta un cargo de asesinato y otro de destrucción de prueba imputado por asesinar y desaparecer el cuerpo de su novia Yexeira Torres Pacheco en octubre del 2011.
El cargo de asesinato solamente conlleva una pena de 99 años de prisión.
Hoy el juez Francisco Borelli Irizarry, del Tribunal de Carolina, informó que el próximo martes escuchará las argumentaciones finales del Ministerio Público, representado por las fiscales Alma Méndez Ríos y Sonia Polanco Viera, y de la defensa, compuesta por los abogados Jorge Gordon Menéndez y Orlando Cameron Gordon.
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Cada parte tendrá una hora y 45 minutos para dirigirse al magistrado.
"Ese día es para informes y determinaciones", apuntó el magistrado.
Previamente, el juez escuchó el testimonio del agente Misael Trujillo López, un testigo de refutación presentado por el Ministerio Público.
El agente explicó que el 8 de noviembre de 2011, excarceló al acusado de una celda del Precinto Carolina Sur para llevarlo al estacionamiento de la Comandancia de Carolina para realizar un inventario de su van Ford Econoline blanca. Ambas dependencias quedan en el mismo edificio.
Quiñones Rivera arribó al lugar porque era una "persona de interés" en la investigación de una querella de persona desaparecida que investigaba la agente Lorimel Aquino Fariña.
Al concluir su entrevista con Aquino Fariña, la agente ocupó la guagua del acusado, mientras que otra agente ordenó su arresto por otra querella relacionada a un trabajo de tapicería, que supuestamente no hizo.
Trujillo López explicó que sacó al acusado de la celda y lo trasladó "sin esposas" al lugar del inventario.
"No lo esposé por instrucciones del sargento", afirmó.
Pero ayer el agente Antonio Pérez Maisonet declaró que el acusado estuvo esposado durante el inventario a su vehículo.
Las fiscales no sentaron a declarar a Pérez Maisonet, pero la defensa lo presentó como su testigo para impugnar a Aquino Fariña, quien declaró que llegó al estacionamiento con el acusado tras ser liberado porque no se radicaron cargos en su contra por la querella del trabajo de tapicería.
A lo largo del juicio, la defensa ha insistido en la condición del acusado al momento del inventario porque busca impugnar la facultad de la agente para ocupar el vehículo y el consentimiento supuestamente voluntario que concedió Quiñones Rivera para que se inspeccionara su vehículo.
Con el testimonio del agente, culminó la presentación de prueba en este proceso judicial, que se ha extendido tres meses.
El Ministerio Público sentó a declarar a 44 testigos, en un caso que se apoya en prueba circunstancial y científica porque se desconoce dónde está el cuerpo de Yexeira.
La defensa, por su parte, presentó a cuatro testigos. Todos agentes de la Policía renunciados por las fiscales.
Según la teoría del Ministerio Público, el acusado mató a su compañera de forma violenta y premeditada entre el 24 y el 29 de octubre de 2011.
La bailarina, de acuerdo a esa teoría, recibió un golpe mientras estaba en el vehículo y se desangró en el asiento del pasajero. Luego fue arrastrada hacia la parte trasera de la guagua.
Como parte de su evidencia, las fiscales sentaron a declarar a dos confinados que supuestamente escucharon al acusado confesar el crimen y decir que el cuerpo de la muchacha no iba a aparecer.
En su línea de preguntas, la defensa insistió en el registro de llamadas de los celulares de Yexeira y su mamá, Iris Pacheco Calderón, que documenta llamadas entre ambas el 25 de octubre.
También atacó la confiabilidad de la prueba de paternidad en reversa que se realizó para identificar la sangre que había en las muestras tomadas de la cabina de la van y que según la seróloga pertenecen a una hija biológica de Pacheco Calderón y Torres Santiago, padres de Yexeira.
Además, trató de impugnar la credibilidad de los confinados que escucharon la supuesta confesión y la facultad de la Policía para ocupar la guagua de Quiñones Rivera.
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