Como un rompecabezas que se arma poco a poco, el Ministerio Público comenzó la tarde del miércoles a colocar las piezas que deben explicar las circunstancias que desembocaron en la muerte de Carmen Paredes Cintrón, el 14 de julio de 2012.

En el segundo día del juicio que se sigue contra Pablo Casellas Toro, por la muerte de su esposa, el Ministerio Público sentó a declarar hoy, miércoles, a cuatro testigos que ofrecieron detalles sobre el supuesto "carjacking" que ocurrió el 17 de junio de 2012 en el área del Club Metropolitano de Tiro en Toa Baja, que según su teoría, consistió de un montaje para reportar el robo del arma que el acusado posteriormente utilizó para segar la vida de su esposa.

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Los dos agentes de la Policía que investigaron la querella por el hurto del vehículo, antes de que el FBI asumiera la jurisdicción del caso poco después de que se reportó el incidente, relataron que Casellas Toro ofreció versiones contradictorias de los hechos antes que su papá, el juez Salvador Casellas, se lo llevara para el hospital.

El agente Ricardo Costales, del Cuerpo de Investigaciones Criminales, declaró, que en una primera versión, Casellas Toro entraba al polígono privado, a eso de las 9:00 a.m., cuando escuchó cuatro detonaciones que impactaron la parte posterior de su vehículo. Detuvo su guagua y corrió hacia el polígono.

"(Dijo que) Sale de la maleza un hombre trigueño delgado... cubriéndose el rostro con una media negra. Le apunta con un arma y le pide todo", relató el testigo sobre la versión de Casellas Toro ante un jurado compuesto por seis mujeres y seis hombres.

Según esa versión, Casellas Toro entregó todas sus pertenencias. Luego, el asaltante le disparó y le pidió que se moviera hacia el asiento del pasajero.

En la segunda versión, Casellas Toro relató que el asaltante lo tenía encañonado por el lado del vehículo cuando le pidió que se moviera al asiento del pasajero.

"(Dijo) que le disparó en el brazo derecho y que rompió el cristal", indicó el agente.

Tras el disparo, Casellas Toro supuestamente salió de la guagua por la ventana porque la puerta no abría.

El agente Costales, a preguntas de la fiscal Parra, indicó que volvió a cuestionar a Casellas Toro, quien reaccionó en tono "hostil" y soltó "ay ustedes no me creen".

Al igual que el agente Rodolfo González, quien realizó la investigación preliminar de la querella, Costales observó que los cristales rotos y los casquillos de bala se encontraron en el área donde apareció la guagua y no en el lugar donde el acusado explicó que ocurrió el incidente.

González también notó que el acusado no tenía rasguños a pesar de que supuestamente se lanzó por una ventana que tenía un cristal roto.

 Ambos agentes también apuntaron que el Club de Tiro se encontraba cerrado ese día porque era el Día de los Padres.

"Él me alega que le habían llevado un bulto con armas, una FN #7 y un rifle calibre 22 cañón corto. Ese bulto no lo vi", respondió el agente.

En el contrainterrogatorio a Costales, el licenciado Juan Ramón Acevedo trató de establecer que cuando Casellas Toro indicó que el asaltante le pidió que se moviera hacia el lado del pasajero era porque había regresado al vehículo, pero Costales no rechazó dicha premisa.

No llamó al 9-1-1

En la mañana, dos ciclistas que socorrieron al acusado el 17 de junio declararon que el hombre, quien lucía nervioso, tenía una pequeña herida en un brazo.

El licenciado Andrés Nevárez y el cirujano Luis Ignacio Echenique, quienes se dirigían hacia el Club de Tiro, explicaron que corrían bicicleta junto a Pedro Casellas, un pariente lejano del acusado, cuando pasaron por el lado de un hombre sudado y sucio y al momento de prestarle ayuda, descubrieron su identidad.

Casellas Toro les explicó que caminaba en dirección a una gasolinera en busca de un teléfono para llamar a su padre.

Entonces, les pidió que llamaran a su progenitor. No pidió que llamaran al Servicio de Emergencias 9-1-1.

"Nos relató que lo habían emboscado tres hombres a tiro limpio, que la guagua estaba llena de balas... Dijo que uno de los hombres se acercó a la guagua y sin decirle nada, le pegó un tiro. El asaltante le pidió todo lo que tenía y él se lo dio, pero el asaltante le dijo que tenía que tener más y él (Casellas Toro) le dijo que en la parte de atrás de la guagua tenía unas armas", contó Nevárez sobre la explicación que ofreció el acusado.

En torno a la herida de Casellas Toro, Nevárez la describió que "se veían unos hoyos negros. No recuerdo el diámetro, pero eran más pequeños que una moneda de 10 centavos".

En el contrainterrogatorio, a cargo el licenciado Harry Padilla Martínez, ambos testigos indicaron que fueron entrevistados por la Policía en torno a este suceso, luego de la muerte de Paredes Cintrón.

También señalaron que el encuentro con el acusado fue sorpresivo y que en los meses previos al incidente no habían tenido contacto con Casellas Toro.

Durante el contrainterrogatoria a Nevárez, un aficionado al deporte del tiro al blanco, surgió un detalle hasta el momento desconocido.

El abogado explicó que cuando ocurrió el supuesto "carjacking" en el Club de Tiro, solo se practicaba el tiro de escopetas, aunque actualmente se pueden disparar rifles y pistolas.

Las armas de Casellas Toro, supuestamente robadas mientras transitaba cerca del lugar, eran armas cortas.

El juicio continúa mañana, jueves.

Pablo Casellas Toro está acusado por el asesinato de su esposa Carmen Paredes Cintrón.