Atraídos por el viaje de las “pepas”
Gana terreno la venta ilegal de medicamentos prescritos para condiciones como depresión y dolores severos.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
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El punto de las pepas – como se le conoce en la calle al lugar de venta ilícita de medicamentos que, generalmente, son prescritos para depresión, para aliviar el dolor, para condiciones mentales o como estimulantes- es un negocio que avanza a pasos agigantados en el bajo mundo, donde en lo que va de año se han ocupado 19,584 pastillas.
“Entendemos que si sigue a este ritmo va a aumentar esa cifra”, dijo a Primera Hora la directora del Negociado de Drogas de la Policía de Puerto Rico, la teniente coronel Diana Crispín, al agregar que agencias federales locales como la Administración para el Control de Drogas (DEA) y el Negociado Federal de Investigaciones (FBI) han ocupado durante los pasados ocho meses 5,897 pastillas durante sus operativos.
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La funcionaria indicó que la incautación de medicamentos se ha llevado a cabo durante diversas intervenciones en puntos de narcotráfico, donde también se venden otras sustancias ilegales.
Crispín no pudo precisar la clasificación de las pastillas pues una vez son ocupadas por la Policía se llevan al Instituto de Ciencias Forenses (ICF) para análisis.
Posteriormente, los medicamentos son decomisados.
“Pero usualmente las pastillas que se venden en estos puntos son Xanax, Percocet y otros opioides analgésicos que si se usan bajo receta médica pueden ayudar mucho a personas que tienen dolores… pero el asunto es que entendemos que los están utilizando incorrectamente y si las usan personas a las que no se les recetó, ahí se convierte en ilegal”, dijo la teniente coronel.
Según informes de la DEA, para el 2010 más de siete millones de personas abusaban de medicamentos prescritos.
¿De dónde las sacan?
La pregunta que queda sobre el tintero es: ¿de dónde salen los medicamentos en venta en el bajo mundo?
“Todo viene desde arriba misi. En algunos casos son personas que se las recetan y las revenden. Pero también hay gente que trabaja en farmacéuticas o farmacias y tienen fácil acceso. Es como el narcotráfico. Pero esto viene siendo un punto también, pero de pastillas”, dijo una persona vinculada a la venta ilegal de medicamentos que prefirió estar bajo anonimato.
Pero también, agregó, hay laboratorios clandestinos que se dedican a elaborar de forma exclusiva las pastillas.
Explicó que en el mercado ilegal a la Xanax se le conoce como “pali” o “palitroque”, a la Percocet como “endo” o “perco” y a la Klonopin como “clono”.
“Esas son las más que se venden y los precios varían de acuerdo a los milígramos y si las compran al por mayor o al detal”, agregó el sujeto al mencionar como ejemplo que las Xanax al detal se venden entre $3, $5 y $10.
Un usuario, que también habló con Primera Hora protegiendo su identidad, explicó que usualmente la Percocet es utilizada por los criminales como estimulante para cometer sus fechorías.
“La usan los gatilleros... se meten como 10 para sentirse más fuertes, mas Hulk... es que uno se mete esa pastilla y el semblante le cambia a uno y se pone como que problemático. Puedes matar a alguien y al otro día ni se acuerdan. Yo por eso las dejé, porque me busqué muchos líos”, manifestó.
“Ahora lo que yo uso es 'clono' y marihuana... y también uso mi tratamiento de metadona porque antes usaba heroína”, agregó el hombre de 46 años.
Habla un médico
La adicción a los analgésicos opiáceos empezaron a dispararse en la década de los 80 y 90 cuando de buena fe médicos le recetaban medicamentos, por ejemplo, a veteranos que llegaban de conflictos bélicos con traumas, a personas mayores que no toleraban dolores o a personas accidentadas que necesitaban aliviar las dolencias de sus heridas.
Así lo dijo el emergenciólogo Raymond Sepúlveda, director médico del Hospital HIMA, en Cupey, donde semanalmente se atiende algún paciente intoxicado con drogas prescritas.
“Vemos gente de todas las edades, pero hemos visto un pequeño aumento de gente mayor, de más de 50 años, que mezclan medicamentos con otras drogas como marihuana... también están los que machacan la pastilla y la meten adentro del cigarrillo. Y nos enteramos cuando llegan las pruebas toxicológicas”, destaca el galeno al afirmar que también se ven casos de universitarios intoxicados con un medicamento llamado Adderall, una anfetamina utilizada por las personas que padecen de trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Explicó que los pacientes intoxicados llegan casi inconscientes, somnolientos y sin noción de tiempo y espacio. Otros llegan con un estado mental alterado.
“El peligro de esto es que en caso de sobredosis pueden tener un arresto respiratorio y morir. También podrían vomitar, aspirar y coger una pulmonía. El peligro de desarrollar arritmias cardiacas y provocar un infarto también es posible”, aseguró.