Un día y medio después de que su residencia en la comunidad Villa Realidad en Río Grande fuera tiroteada por sicarios, cobrando la vida de dos inocentes y dejando el saldo de cuatro heridos de bala, Luis Daniel Encarnación Colón, de 28 años, compareció a una vista de supresión de evidencia en un caso de asesinato que lo mantiene bajo arresto domiciliario en espera de juicio.

Encarnación Colón fue acusado y está en espera de juicio por el asesinato de Erick González Benítez, de 21 años, el 2 de julio, en el barrio Carola, en Río Grande.

Éste se encuentra en libertad bajo el Programa de Supervisión Electrónica con un grillete, residiendo en la casa de su progenitora, mediante un recurso de habeas corpus porque transcurrieron más de seis meses para la celebración de un juicio rápido.

Su defensa encabezada por la licenciada Carmen Esparra Rosselló objetó el proceso que se utilizó para la identificación de su cliente mediante la voz.

La continuación de la vista de supresión de evidencia fue pautada para el 27 de marzo por el juez José Marrero Pérez, confirmó la oficina de prensa de la Administración de Tribunales.

Los investigadores manejan la teoría de que el objetivo de los sicarios podría ser Encarnación Colón, no obstante, trabajan en confirmar o descartar con evidencia esa posibilidad, al igual que otros ángulos que han surgido durante el transcurso de la pesquisa.

Las confidencias del caso son investigadas por varios grupos de trabajo integrado por agentes de los “task force” con agencias federales.

Los sucesos ocurrieron el miércoles, a las 10:41 p.m. en los predios la residencia en la que se encontraba Encarnación Colón con varias personas, entre ellas Naovis Cepeda Salgado de 32 años, quien había llegado en un automóvil marca Kia Forte, color rojo y dejó a sus hijos de 8, 12 y 13 años, esperándola en el interior.

Los primeros patrulleros que llegaron a la escena hallaron a Miguel Colón Rodríguez, de 66 años, con una herida de bala en la cadera derecha y a Roselyn Colón Marín, de 51, con heridas de bala en la pierna derecha, tras responder a una llamada al Sistema de Emergencias 9-1-1 que avisó sobre disparos en el lugar.

También se observó un rifle en el patio de la residencia de Colón Marín, el cual fue ocupado para su análisis pericial en el Instituto de Ciencias Forenses (ICF).

Ambos ya fueron dados de alta.

Para ese momento, Cepeda Salgado había abordado su vehículo junto con Aneudy Castro Medina de 28 años, para llevar a los menores al hospital.

El vehículo se accidentó al caer en una cuneta en el área verde, en el kilómetro 24.3 de la carretera PR-3. Para ese momento, sus hijos Haryeliz Forty Cepeda, de 13 años y su hermano Samuel Forty, de 8, habían fallecido.

Su otra hija de 12 años, que sobrevivió a la balacera, fue transportada al Centro Médico de Puerto Rico, en Río Piedras, acompañada de su padre biológico.

La menor fue sometida ayer a una cirugía y hoy se trasladó al Hospital Pediátrico en condición estable.

Al mismo tiempo, Cristian D. Lafont Feliciano de 27 años, llegó herido de bala en un vehículo Kia Forte gris al Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Río Grande y fue trasladado al Centro Médico. Este posee antecedentes penales del 2019. Se desconoce la disposición del caso en el tribunal.

En el interior del vehículo en el que murieron los hermanitos, se ocuparon dos pistolas Glock con 10 balas calibre 9 milímetros y su cargador con nueve balas y la otra de calibre .40 con un cargador de 11 balas. Las armas de fuego pertenecen a la progenitora de los menores para las cuales posee licencia.

En la escena principal se recuperaron sobre 140 casquillos de diferentes calibres, entre ellos de rifle.