¿Qué puede estar pasando por la mente de un adolescente para asesinar a otro ser humano y después decapitarlo?

Seguramente, no hay una respuesta certera que descifre este enigma, pero sí varias posibilidades, según expertos consultados por Primera Hora.

La rabia y la violencia con la que un dúo de adolescentes confesó haber asesinado a un contratista de Moca hace inevitable realizarse el cuestionamiento.

Para el sociólogo José Rodríguez, el atroz crimen puede ser el resultado de muchas cosas. Puede ser un reflejo de la frustración y el coraje de los victimarios o el de haber estado inmersos en unos procesos de socialización inadecuados.

“Si uno no tiene buenos modelos o quien se preocupe por enseñarlos, vamos a obtener individuos que carecen de los requisitos necesarios para poder actuar prosocialmente”, sentenció Rodríguez, quien no descartó que hayan podido estar bajo la influencia de sustancias controladas.

Mientras, el psicólogo Carlos Sosa no descartó que el comportamiento esté relacionado con el desarrollo cognoscitivo de la adolescencia. Se trata de una etapa en que se pueden tornar egocéntricos y pensar que no importa el riesgo que tomen, nada les va a suceder.

Claro, en este caso, este pensamiento de invencibilidad no debió haber sido lo único. Ya probablemente había una tendencia hacia acciones delictivas.

“Posiblemente, habían acumulados unas frustraciones y coraje que, unidos a pensar que se pueden tomar los riesgos sin que suceda nada, crea una bomba”, destacó.

Sostuvo que no necesariamente tenían que haber riñas entre uno de los jóvenes y la víctima debido a sus lazos sanguíneos. “Puede ser simplemente que se haya enterado de que hay una facilidad para robar a esa persona porque conoce el medioambiente”, dijo.

También existe la posibilidad de que el dúo nunca pensó que llegaría a ese extremo.