El perito del Instituto de Ciencias Forenses (ICF), Roberto López Arroyo, testificó hoy que las muestras del cabello analizadas en el caso de la desaparición de Yexeira Torres Pacheco, de 23 años, evidencian que la persona a la que pertenecían sufrió "un golpe fuerte" pero no quedó claro que se tratara de la bailarina.

Durante la continuación del juicio en su fondo contra Roberto Quiñones Rivera, acusado de destrucción de evidencia y del asesinato de la joven bailarina, el serólogo López Arroyo explicó que recibió de la policía múltiples posibles evidencias para análisis sobre este caso y pudo confirmar que dos de esas muestras eran cabellos humanos. Ambos, dijo la fiscal Alma Méndez, fueron ocupados en un nivel que se usa en carpintería y en una alfombra en un vehículo perteneciente a Quiñones Rivera que apareció con manchas de sangre poco después de la desaparición de Torres Pacheco en octubre de 2011.

Relacionadas

 El testigo explicó que tomó los dos pelos ocupados del vehículo relacionado al crimen y los comparó con otros 10 provenientes de dos cepillos que se entiende pertenecieron a Torres Pacheco. Solo dos de los cabellos eran comparables o podían pertenecer a la bailarina, otro "tiene características similares y no similares" con la joven y los otros siete no eran comparables con la joven, según López Arroyo.

Según explicó, a esas muestras de cabello no se le podía hacer examen de DNA porque no tenían raíz y por eso el análisis es solamente una comparación con los pelos de los cepillos.

El abogado Jorge Gordon objetó que el testigo dijera que eran cepillos de Torres Pacheco pero la fiscal Méndez respondió que estos fueron encontrados el 10 de noviembre de 2011 por la policía en la casa en que vivieron la bailarina y Quiñones Rivera y que fueron llevadas al ICF para análisis.

Asimismo, López Arroyo testificó que uno de los pelos evaluados eran "fragmentos de cabello humano" con tratamiento "artificial" y que evidencian una "fractura".

"Ese tipo de fractura puede ser compatible con un golpe con un objeto pesado, con que le dieron un golpe fuerte", dijo el perito, quien lleva desde 1990 trabajando en el ICF.

Como parte de su testimonio, López Arroyo explicó que del análisis pericial, que incluyó evaluación microscópica y de DNA, se entiende que no fue un cabello cortado por tijera sino producto de fuerza. Comparó un lápiz de madera con el cabello y, para ejemplificar la fractura, el serólogo rompió repentinamente en dos el lápiz.

Otras de las muestras que fueron evaluadas por López Arroyo resultaron ser fibra sintética, algodón, y pelaje de perro y de gato que aparecieron en alfombras, en un cojín, y en un abrigo. Algunas parecían tener tejido humano pero el perito del gobierno dijo que esto se descartó tras su análisis pericial, dijo el testigo.

Interrogado por la fiscal Méndez, asistida en este caso por la fiscal Sonia Polanco, López Arroyo dijo que las muestras le fueron entregados a finales de 2011, del cual se produjo un informe en 2012 que fue enmendado en 2013 para agregar la palabra “pelos” en una línea del documento de cuatro páginas titulado certificación de análisis forense de pelo enmendado.

El testimonio de López Arroyo no concluyó hoy. El juicio continúa mañana con la continuación del testimonio directo al serólogo, que luego será contrainterrogado por la defensa, representada por Gordon y Orlando Cameron.

Además del testimonio de López Arroyo, en sala también se discutió una respuesta a un requerimiento de información a la compañía telefónica Claro, en la que niegan tener copia del registro de llamadas a un teléfono prepagado ocupado como evidencia en este caso. Sin embargo, la fiscal Méndez dijo que en una búsqueda en los expedientes del caso se encontró un informe de llamadas de enero 10 de 2012 que había sido obtenido por la fiscal que originalmente investigó el caso, Ginny Andreu.

En sala se encontraban -entre otras personas- la madre del acusado, Margarita Rivera, y los padres de la víctima, Víctor Torres e Iris Pacheco.

Torres Pacheco está reportada como desaparecida desde el 25 de octubre de 2011. El juicio por tribunal de derecho -sin jurado- inició hace más de dos meses, el pasado 27 de mayo.