En un hermético silencio, interrumpido solo para subrayar que no podían hacer comentarios, Ana Cacho, su madre, Amneris Yvette González; y las abogadas de la mujer, Sharon González y Brenda Berríos, abandonaron esta tarde el Tribunal de Familia y Menores de Bayamón tras la vista judicial en la que reclamaba relacionarse con sus hijas.

 "No podemos hacer comentarios", dijo varias veces la licenciada Berríos mientras su clienta añadía "no hay comentarios".

Minutos antes, con el mismo hermetismo, pero con un rostro más sereno, salió del tribunal el padre de las menores, Ahmed Alí González, en compañía de su abogada, María Juarbe.

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"Satisfecho con el proceso", se limitó a decir González.

La licenciada Juarbe añadió: "seguimos con el proceso que es extremadamente confidencial. Y extremadamente satisfecha".

Esta mañana en la sala del juez José A. Cardona Rodriguez se llevó a cabo la vista de seguimiento para determinar si se conceden relaciones maternofiliales a Cacho con sus hijas de 9 y 16 años, a quienes no ve desde hace más de tres años, luego que fuera removidas de su hogar tras la muerte de su hijo Lorenzo González Cacho.

Cacho no tiene contacto con la menores desde que se le catalogó como sospechosa de la muerte del niño de ocho años, que falleció el 9 de marzo de 2010 en el Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) de Dorado.

 La madre alegó que lo encontró ensangrentado en la cama donde dormía con su hermana, que para ese tiempo tenía seis años, en su hogar en Dorado del Mar. Fue entonces que lo llevó a la institución médica.

No obstante, la autopsia determinó que la muerte no fue accidental, sino un homicidio. El menor recibió un fuerte golpe en la cabeza y tenía heridas de arma blanca en el rostro.

Desde entonces, las autoridades señalan a Cacho, a Jesús Genaro Camacho, William Marrero Rivera y Arnaldo "Naldy" Colón como sospechosos del crimen, ya que se alega estuvieron la noche de los hechos en la residencia de Cacho. El caso aún no ha sido esclarecido por las autoridades.