Como ha hecho en los pasados meses, Ana Cacho visitó el Tribunal de San Juan.

Llegó temprano a la sala 1105 en momentos en que trascendió información de que su exesposo Ahmed Alí González solicitó una orden de protección en contra de su madre Ivette González para evitar que mujer se acerque a sus hijas.

Pero contrario a otras ocasiones, se sentó en el segundo banco, cercana al escritorio donde se sientan los abogados y abogadas.

Relajada observó los procedimientos que presidió la jueza Eloína Torres Cancel hasta que la secretaria de sala llamó el caso de Luis Gustavo Rivera Seijo alias “El Manco”, un hombre que las autoridades vincularon brevemente a la muerte de su hijo Lorenzo González Cacho.

Entonces, su rostro se tornó serio y se concentró en las palabras del psiquiatra del Estado, Rafael Cabrera Aguilar.

El perito informó que Rivera Seijo se encuentra recluido en el Hospital de Siquiatría Forense en Río Piedras y que lo evaluó el jueves pasado.

“Su condición clínica es estable”, afirmó el psiquiatra.

“No hemos tenido éxito para encontrarle otra ubicación”, agregó.

En la vista pasada, el psiquiatra recomendó su traslado a un hogar sustituto o a un programa residencial. Pero ante la falta de un recurso familiar o de una institución que reciba a Rivera Seijo, Cabrera Aguilar indicó que el hombre se mantendrá en el Hospital de Siquiatría Forense.

Ante esta situación, recomendó evaluarlo nuevamente el 23 de mayo. El 28 de mayo regresará a la sala 1105 para informar otra vez sobre su situación.

En un acto inesperado, el fiscal Luis Barreto realizó varias preguntas al psiquiatra para demostrar la alegada peligrosidad del hombre, que resultó absuelto en dos ocasiones por inimputabilidad.

“¿Es un peligro?”, preguntó el fiscal.

“En su momento sí, dependiendo de su situación clínica”, respondió Cabrera Aguilar.

El hombre no estuvo en sala, pero su abogada María Soledad Sáez Matos, de la Sociedad para la Asistencia Legal, acudió en su representación para escuchar el resultado de la evaluación del psiquiatra y ante la interrogante del fiscal, preguntó al perito sobre los dos casos de inimputabilidad de su cliente.

Luego de resultar absuelto por inimputabilidad por un cargo de asesinato atenuado y una violación a la Ley de Armas por hechos relacionados a la muerte de un deambulante en febrero de 2010, Rivera Seijo se ha mantenido bajo la supervisión del Estado.

A su salida de sala, Cacho no ofreció declaraciones inmediatamente, pero luego comentó a este medio que se sentía tranquila con la decisión de mantener al hombre en el Hospital de Siquiatría Forense.

“Puedo dormir con un poco de paz hasta mayo”, comentó.

Rivera Seijo estuvo involucrado en la pesquisa por la muerte de González Cacho luego de que documentos sobre su excarcelación aparecieran en el patio de la residencia en la urbanización Dorado del Mar, días después de la muerte del niño.

Las autoridades todavía no han esclarecido este asesinato, pero señalan a Cacho, Jesús Genaro Camacho, el agente federal William Marrero y Arnaldo Colón como sospechosos del crimen, por el que todavía no se han radicado cargos.