Ana Cacho: “Lista para lo que sea”
En la entrevista radial de ayer, Cacho dijo que sabe de sus hijas “por lo que me comentan cuando las ven por ahí”.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 12 años.
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El 30 de marzo de 2010, 21 días después del asesinato del niño Lorenzo González Cacho, sus hermanas, de entonces cinco y 13 años, fueron removidas del seno del hogar de la familia materna por el Departamento de la Familia.
Desde entonces, se supone que Ana Cacho no vea a sus hijas ni tenga contacto con ellas, algo que ha tratado de violentar en varias ocasiones, según fuentes de este diario.
Ayer, al cumplirse dos años desde la remoción de las niñas, Cacho llamó a NotiUno “para que el pueblo de Puerto Rico recuerde que desde un día como hoy (ayer) hace dos años, no veo a mis hijas”.
“Eso me tiene el corazón destrozado. Hace dos años que no las veo, no las beso, no las abrazo. No sé ni su tamaño de zapato... No me siento muy bien hoy (ayer)”, expresó aparentemente llorosa Cacho sobre sus hijas, quienes ahora tienen siete y 15 años.
Las menores están bajo la custodia de su padre, Ahmed Alí González, desde octubre de 2010, cuando el Tribunal de Familia y Menores de Bayamón determinó dejarlas bajo su cuidado.
En marzo de 2011, al cumplirse el primer año de la muerte del pequeño de ocho años, ocurrida en el hogar de su madre en Dorado del Mar, el tribunal determinó que las niñas no pueden tener contacto con su madre ni nadie de la familia materna.
Esto dado a que, según las autoridades y el fiscal general Obdulio Meléndez, Cacho y su madre, Amneris Yvette González, trataron de mantener con las menores un “pacto de silencio” para que no hablen de lo que realmente ocurrió en la madrugada del 9 de marzo de 2010 en su hogar.
Esa mañana, Cacho llevó al menor al Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Dorado y alegó que se había caído de la cama. La autopsia demostró que fue una muerte por homicidio y no una caída.
Cacho ha sido señalada por Meléndez como sospechosa del crimen. Se apunta también a sus amigos Jesús Genaro Camacho, Arnaldo “Naldy” Colón y William Marrero.
En la entrevista radial de ayer, Cacho dijo que sabe de sus hijas “por lo que me comentan cuando las ven por ahí” y, sobre los que la juzgan como responsable de los hechos, opinó que “no me conocen, no conocen la clase de madre que soy, que fui y que siempre seré”.
“Con el corazón en mi mano, yo doy vida. Yo no quito vida. Nunca podría quitar la vida a uno de mis hijos. Soy inocente”, sostuvo Cacho.
“Le quiero recordar a Puerto Rico que hoy (ayer) son dos años que no veo a mis hijas, que me necesitan, que las extraño, que las amo”, añadió.
La periodista Carmen Jovet le preguntó sobre posibles acusaciones en su contra por el asesinato, y Cacho contestó: “Que puedan acusarme, yo estoy preparada. Estoy lista para ver a mis hijas... estoy lista para lo que sea”.
“Esto no se va a quedar en el olvido. Amo a mis hijas, a mis hijos, a los tres”, agregó Cacho.
Indicó que desde el 2010 vive una “doble pesadilla” y que ella estaba “criando hijos de bien”.
“Dios nunca me ha soltado la mano, a pesar de todo. Sigue ahí conmigo y mi hijo no me suelta tampoco. Por eso estoy de pie”, sostuvo Cacho, quien pidió al pueblo orar para que se esclarezca el crimen y “se haga justicia”.
El primo y abogado del padre de las menores, Carlos Sánchez, no quiso opinar sobre el estado de las niñas ni de la remoción de hace dos años.
Pero sí criticó que Cacho esté tratando de enviarles mensajes a sus hijas a través de los medios de comunicación como cuando señaló que espera que las niñas “sigan fuertes para soportar todo esto”.
“A mí me parece que sigue tratando de enviarles mensajes a las nenas siempre que puede, desacatando las órdenes del tribunal, nuevamente”, manifestó Sánchez.
“Ella sabe todo lo que tiene que hacer para ayudar en el esclarecimiento del caso. Si quiere anteponer sus propios intereses y realmente está preocupada por sus hijas, estaría cooperando con las autoridades y no obstaculizando el proceso, como está haciendo”, añadió el abogado de González.