Las autoridades allanaron el viernes de la semana pasada la residencia de un sacerdote de la religión Yoruba que fue asesinado el 6 de julio frente a su casa, ubicada en el camino Los Barros de la comunidad Villa Margarita, en Trujillo Alto.

Miguel R. Marco Rojo, de 56 años, apodado Migue, fue baleado en horas de la mañana cuando salió a intentar reparar un neumático que le perforaron y dos individuos lo interceptaron. Uno de ellos le disparó a la cabeza y al lado derecho del pecho. Además lo baleó en la espalda y el hombro derecho ocasionándole la muerte en el acto.

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El director del Cuerpo de Investigación Criminal (CIC) del área de Carolina, comandante Jesús Rivera, explicó que durante el diligenciamiento de la orden expedida por el juez Jimmy Sepúlveda, se ocuparon documentos que serán analizados para determinar si aportan datos relevantes a la pesquisa.

Rivera explicó que estaban buscando información sobre los potenciales clientes de la víctima en algún diario que pueda contener pistas que les ayude a esclarecer el crimen.

Agregó, que el allanamiento se llevó a cabo con respeto a las creencias religiosas de la víctima, con asesoramiento de una persona con conocimiento en la materia y al entrar al lugar utilizaron vestimenta blanca. 

La orden de allanamiento fue solicitada por la fiscal Yaritza Cruz. 

Hasta el presente no se ha establecido el motivo del crimen, pero hay dos posibles teorías que tienen más peso, una vinculada a una deuda y otra relacionada con celos.

Sin embargo, en esta etapa de la pesquisa todavía un manto de misterio continúa rodeando la muerte de Marco Rojo y no se descarta ninguna hipótesis. Tampoco se han recibido confidencias importantes.

Los investigadores entrevistaron a Linette Tossas Mojica, de 32 años, esposa de la víctima. El día del asesinato, la mujer tenía previsto viajar a Méjico con su marido para visitar al hijo de Marco Rojo.

Como parte de la pesquisa, agentes estatales también miraron vídeos de cámaras de seguridad de residencias aledañas, así como las de áreas comerciales que operan en la entrada hacia la carretera PR-175, en Trujillo Alto, cerca del lugar del crimen, en busca de pistas de los asesinos.