Aida de los Santos permanecerá en la Isla hasta finales de agosto
Continúa considerando la posibilidad de presentar un recurso legal en contra del gobierno por el “martirio” que vivió aquí.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Hace tres años cuando asesinaron a su esposa, Carlos Irizarry Yunqué no tenía fallas en su memoria, no padecía de ninguna enfermedad que le hiciera sangrar por la nariz o por la piel, ni tenía llagas en sus brazos.
Así lo informó ayer Aida de los Santos Pineda, quien trabajaba como empleada doméstica en la casa del ex juez del Tribunal Supremo y a quien acusaron de matar a la esposa, Georgina Ortiz Ortiz.
Aida fue exonerada la semana pasada por un jurado que votó de manera unánime que no era culpable de darle muerte a su entonces jefa.
Las explicaciones de por qué Irizarry Yunqué no fue llamado a declarar, a pesar de que fue el primero en supuestamente llegar a la escena del crimen, siguen sin respuesta.
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Al ex juez no se le entrevistó a fondo y solo se le tomó una declaración jurada tres meses después del asesinato. Su guagua se ocupó casi dos años después y los resultados de ese examen al vehículo nunca se han revelado.
Contrario a lo que hicieron con ella, a quien le leyeron las advertencias de ley esa misma noche del 17 de agosto de 2010, le tomaron fotos y le confiscaron su ropa, al ex juez lo trataron con otra vara, según trascendió a lo largo de los dos meses que duró el juicio.
¿Estará senil? Se le preguntó a Aida en una rueda de prensa ayer en el consulado de la República Dominicana.
“Eso lo sabrá él, respondió la mucama.
Tal y como dijo en una entrevista con Primera Hora el día que la excarcelaron, Aida desmintió que le diera masajes a Irizarry Yunqué o que Georgina estuviese celosa de ella.
Sobre la camisa marca Arrow de hombre, encontrada en el cuarto de Irizarry Yunqué con manchas de sangre y que se mencionó durante el juicio, Aida no sabe explicar su procedencia. Ese día, como todos los martes, ella dejó toda la ropa lavada y lista para planchar al otro día. Tampoco puede explicar unas toallas con sangre del ex juez encontradas en la lavadora de la casa y que aparenta ser que no se tomaron en cuenta en la investigación.
Mientras esas lagunas en la pesquisa parecen quedar sin contestación, Aida se recupera de los 10 meses perdidos en prisión, mientras se veía el caso en su contra.
Apoyada por un bastón dijo que no ha descartado presentar una demanda en contra del Gobierno por el “martirio” que vivió.
(El sistema judicial aquí es) bien malo. Primero por lo que hicieron conmigo y después por muchas cosas que pasaron. Tengo muchas cosas que me duelen. Yo duré 10 meses encarcelada más todo un martirio de tres años pagando por algo que yo no hice. Duré cinco meses en Centro Médico, en siquiatría, que casi pierdo la vida. A los dos meses yo no sabía dónde estaba, quién era mi familia”, expresó.
Por lo pronto dijo que seguirá en Puerto Rico, por lo menos hasta finales de mes, cuando resuelva asuntos de salud, tras la operación de su rodilla derecha donde le pusieron un implante.
Aida dijo que tanto Ortiz como el ex juez sabían que no tenía permisos de residencia en la Isla. Insistió además en que ya le contó a las autoridades todo lo que sabe y que nunca le creyeron. No tiene nada nuevo que aportar, aseguró.
En los próximos meses buscará rehacer su vida en la República Dominicana, seguramente cuidando niños pequeños, como lo hizo en el periodo en que estuvo allá después del crimen, y tendrá la protección del gobierno de su país para evitar que sea blanco de un ataque.