En cuestión de minutos se espera que la jefa de la fiscalía federal en Puerto Rico, la fiscal Rosa Emilia Rodríguez Vélez se siente a declarar en el caso contra la oficina que dirige.

El exespecialista de inteligencia Francisco J. Reyes Caparrós, demandó a Rodríguez Vélez alegando haber sido objeto de un patrón de represalias y hostigamiento en su ambiente laboral.

En horas de la mañana terminó de prestar su testimonio María Domínguez, exfiscal ya retirada pero que para el momento de los hechos era la segunda al mando en la oficina local de la fiscalía federal.

Domínguez describió al menos dos instancias en las que Reyes fue sancionado por conductas consideradas inapropiadas.

Una de las instancias fue por hacer uso de una foto modificada con Photoshop de un guardia de seguridad con una leyenda considerada de mal gusto.

Domínguez, quien ha sido enfática durante todo su testimonio en que las acciones tomadas contra Reyes han sido justificadas porque el demandante actuó de manera irresponsable, calificó el episodio de la foto como “inapropiado e inmaduro”, que cuestionaba su capacidad para cumplir con su labor como supervisor.

El otro incidente, explicó Domínguez, está relacionado con un “chisme” que estuvieron averiguando Reyes y la fiscal Carmen Márquez, y que tenía que ver con lo que describió como “acusaciones falsas y maliciosas” que le imputaban a dos fiscales un uso cuestionable de un apartamento que ella alquiló durante un periodo de tiempo mientras se desarrollaba un caso de alto perfil en el tribunal federal de San Juan. Por esta situación, Márquez recibió una amonestación que no fue a su expediente, mientras que Reyes recibió una amonestación más severa, como parte de la política de aplicación de disciplina progresiva.

Luego declaró el exjefe de la división de apelaciones de la oficina local de la fiscalía federal, Nelson Pérez Sosa, quien recriminó que se le involucrara con una supuesta defensa de Reyes, en momentos en que se le consideraba “estaba en guerra con la oficina”.

Pérez contó la experiencia que había tenido con Reyes cuando estaba a cargo de seguridad, y describió su labor como “excepcional”. Dijo que después solo coincidió con él ocasionalmente en la oficina. Posteriormente, sin embargo, dijo que cuando hablaba con él, “sentía como que estaba bajo vigilancia”

Pérez relató que Reyes, luego de sus sanciones y la investigación en su contra por el FBI por su intención de querer participar de un viaje a Rusia, fue enviado a trabajar en la división de apelaciones bajo su supervisión. Antes, la fiscal Jaquline Novas, quien era la tercera al mando y había supervisado a Reyes le comentó que “no sabía escribir”.

Mientras estaba trabajando bajo su supervisión, Novas llegó en una instancia a cuestionar la labor de Reyes en su redacción de un borrador sobre la petición de reconsideración de un reo. Dijo que Novas tachó el trabajo con cruces rojas.

Pérez aseguró que había revisado el borrador antes y consideró la acción de Novas como “una falta de respeto”. Cuestionó además que “si ella dijo que no sabía escribir, ¿por qué lo mandó entonces al apelativo? Para que fracasara”.

Pérez agregó que al continuar la percepción de que ayudaba a Reyes, se empezó a preocupar porque “pensé que se estaba cocinando algo en mi contra”. Agregó que luego sufrió “consecuencias serias” en su trabajo.

Pérez, de hecho, tiene una demanda pendiente de verse en juicio por alegado acoso laboral. Indica haber sido objeto de acciones vengativas en su contra por su oposición abierta a presuntas prácticas discriminatorias de la directiva de la oficina.

Al término de su testimonio, Pérez aclaró que no había sido citado a declarar, sino que había acudido voluntariamente tras ser contactado. “La razón por la que estoy aquí es que considero que debe conocerse la verdad. Y tengo conocimiento de cosas que pueden ayudar a eso y que el jurado debe conocer”.