Moca.  Eran parientes y vecinos. Sin embargo, esto no detuvo a una pareja de adolescentes que, a sangre fría, perpetraron uno de los crímenes más dantescos de los que se tenga memoria reciente. Y todo por $240 y algunas prendas.

Agustín Areizaga Cordero perdió la vida a manos de sus primos Erick Cordero Barreto y Octavio Salas Cordero, ambos de 17 años de edad, quienes confesaron haber asesinado y decapitado al contratista entre la noche del pasado sábado y la madrugada del domingo, en la residencia de la víctima, en el sector Loma  de barrio Voladoras,  en Moca.

El fiscal Miguel Deynes, quien encabezó la investigación en unión a personal de la Unidad de Homicidios del CIC de Aguadilla, presentó los cargos de asesinato en primer grado y violación a la Ley de Armas  contra los menores, que serán juzgados como adultos.

El juez Rafael Ramos Saenz, de la Sala de Investigaciones del Centro Judicial de Aguadilla, encontró causa para  arresto contra los adolescentes  y les impuso fianzas individuales de $5 millones, que no prestaron, por lo que serían ingresados en la institución juvenil de Ponce.

La vista preliminar quedó pautada para el próximo 22 de septiembre en la sala 402 del Centro Judicial de Aguadilla.

El fiscal  indicó que ambos menores confesaron el   crimen, pero no indicaron por qué lo decapitaron.

Satisfecha la familia

La familia de Areizaga se mostró complacida de que las autoridades hayan esclarecido el macabro crimen en tiempo récord, y que los dos menores sean juzgados como adultos, aunque sean sus parientes.

Mariano Areizaga Cordero, uno de los 11 hermanos que le sobreviven a Agustín, exigió todo el peso de la ley contra los dos implicados y “hasta la pena de muerte, de ser necesario”.

Sostuvo que ambos menores  “son como primos terceros de nosotros  y vecinos del hermano mío que mataron”.

“Personas como ésas no deben ver la luz del día jamás, que se pudran en la cárcel, porque en casos como éste debe haber la pena de muerte, sin pensarlo, sin oportunidad, que le hagan peor que lo que ellos le hicieron a mi hermano”, dijo Mariano, sumamente afectado, y quien era el más apegado a la víctima.

Se defendió de sus asesinos

 Mariano aseguró que, de acuerdo con la  información que les ha llegado sobre la fatídica noche,  es que luego  que los dos menores le cortaron uno de los brazos a su hermano, éste seguía sacando fuerzas y enfrentándose a sus victimarios. Sin embargo, una vez lo asesinaron, le cortaron la cabeza y la colocaron en el mostrador que divide la cocina y la sala de la residencia.

“Con todo y un brazo picado, peleó contra ellos, porque la información que tengo es que el que estuvo preso,  que hace poco salió rápido, lo apuñaló, porque lo cogieron en el mismo cuarto, y mi hermano batalló contra ellos”, narró Mariano, quien, junto a un hijo de  Agustín, se topó con la escena.

Sostuvo que todavía falta esperar que se haga justicia y confía en que caiga todo el peso de la ley contra los adolescentes  “porque,  aunque sean parientes no los queremos jamás por todo este canto”.