Wuhan vuelve a la normalidad mientras el mundo enfrenta la pandemia de COVID-19
El tráfico en la ciudad es fluido, no quedan rastro de barreras que hace un año aislaban vecindarios, impedían moverse por la ciudad y confinaban a los residentes en sus complejos residenciales.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Wuhan, China. Hace un año, un aviso enviado a celulares en Wuhan a las 2:00 de la madrugada anunciaba el primer confinamiento por coronavirus del mundo, que paralizó el bullicioso centro industrial y de transporte de China casi de la noche a la mañana. Duraría 76 días.
El sábado por la mañana, sin embargo, los residentes de la ciudad donde se detectó el virus por primera vez corrían y practicaban tai chi en un parque cubierto por la niebla a orillas del río Yangtsé.
La vida ha vuelto en gran parte a la normalidad en esta ciudad de 11 millones de habitantes, incluso cuando el resto del mundo lucha por frenar la propagación de variantes más contagiosas del virus. En algunos lugares, las campañas de vacunación contra el COVID-19 se han visto frustrados por el caos y los suministros limitados. La pandemia se ha cobrado la vida de más de dos millones de personas en todo el mundo.
El tráfico era fluido en Wuhan, donde no quedaba rastro de las barreras que hace un año aislaban vecindarios, impedían moverse por la ciudad y confinaban a los residentes en sus complejos residenciales e incluso en sus casas.
Wuhan registró la mayoría de los 4,635 decesos por COVID-19 registrados oficialmente en China, una cifra que se mantiene inalterable desde hace meses. La ciudad no ha sufrido rebrotes desde el final de la cuarentena el 8 de abril, pero persisten las dudas sobre dónde se originó el virus y si las autoridades chinas y de Wuhan actuaron lo suficientemente rápido y con suficiente transparencia para permitir que el mundo se preparase para un virus que han contraído al menos 98 millones de personas.
Wuhan ha sido elogiada por su sacrificio al servicio de la nación, convirtiéndose en una suerte de Stalingrado en la guerra de China contra el virus, conmemorada en libros, documentales, programas de televisión y en floridos panegíricos de funcionarios, incluyendo el presidente y líder del Partido Comunista, Xi Jinping.
“Creemos que Wuhan es una ciudad heroica. Después de todo, paralizó su economía para ayudar a China a lidiar con la pandemia. Este es un acto noble”, señaló Chen Jiali, un residente de 24 años que trabaja en una empresa de comercio online.
China anunció el sábado 107 nuevos contagios, elevando su total desde el inicio de la pandemia a 88,911. De ellos, 56 se registraron en la provincia de Heilongjiang, en el norte del país. La capital, Beijing, y Shanghai, el centro financiero ubicado en el este, confirmaron tres nuevas infecciones cada una en medio de masivas campañas de pruebas y cuarentenas en hospitales y zonas residenciales ligadas a brotes recientes.
Las autoridades están alerta ante un posible repunte de los casos en torno a las vacaciones del Año Nuevo Lunar del próximo mes, y piden a la población que, en la medida de lo posible, evite viajar y las aglomeraciones.
Las escuelas cerrarán una semana antes de lo previsto y muchas han optado ya por las clases online. El uso de mascarillas sigue siendo obligatorio en espacios interiores y en el transporte público. Se usan aplicaciones celulares para rastrear los movimientos de las personas y demostrar que no tienen el virus y no estuvieron en zonas con brotes.