Una joven en Ashington, Inglaterra, ha causado conmoción luego de morir una semana después de enterarse que su cáncer estaba en remisión. Hannah Riddell, de 17 años, se encontraba luchando contra un linfoma de Hodking en etapa 4.

El padecimiento de la chica fue diagnosticado en agosto de 2024, justo después de notar un bulto del tamaño de una pelota de golf debajo de uno de sus brazos. La adolescente tuvo que someterse a seis rondas de quimioterapia y el 7 de enero del 2025 le dijeron que ya no había señales del cáncer en su cuerpo.

Hannah recién había terminado la escuela y planeaba estudiar viajes y turismo en el Newcastle College. “Tenía tantos planes. Quería un futuro, pero se lo arrebataron”, dijo su madre, Jill Mitcheson.

Al recibir el diagnóstico del cáncer, cada una de las cosas que quería lograr la joven fueron descartadas, pues debía someterse a diferentes procedimientos que le impedían seguir sus sueños.

Justo al enterarse de que su enfermedad ya se encontraba en remisión, planeaba celebrar su recuperación con unas vacaciones en Mallorca. Sin embargo, la familia de Hannah no esperaba lo que estaba por venir.

El 14 de enero, mientras le realizaban un análisis de sangre de rutina a la adolescente, sufrió dos convulsiones. Su madre aseguró que estaba muy pálida y llegó a vomitar antes de que le realizaran la prueba.

El equipo de emergencia ingresó a la sala en la que se encontraba Hannah. Fue trasladada a cuidados intensivos para recibir la atención necesaria de parte del personal médico.

Después de un rato, entró una enfermera a la habitación en la que se encontraba la familia y con lágrimas en los ojos dijo: “Lo siento, Hannah se ha ido. Hemos intentado resucitarla, pero lo siento mucho, se ha ido”, recordó Jill.

Jill, su esposo y su hijo esperan una investigación que demuestre qué fue lo que causó la repentina muerte de Hannah. Sus padres creen que pudo haber sido sepsis, que ocurre cuando el organismo tiene una reacción a una infección.