Aterrorizados clientes se refugiaron el sábado en pasillos en la parte trasera del edificio y oraron porque no los encontraran los extremistas islámicos que lanzaban granadas de mano y disparaban fusiles de asalto en un centro comercial de lujo de Nairobi.

Cuando la situación pareció calmarse un poco, madres llorosas con sus hijos en los brazos y hombres salpicados de sangre salieron corriendo del centro comercial de cuatro pisos.

El ataque ha dejado por lo menos 39 muertos y más de 150 heridos, anunció el presidente de Kenia en la televisión nacional, donde también reveló que algunos de sus familiares cercanos estaban entre los muertos.

A primeras horas del domingo, 12 horas después del comienzo del ataque, los agresores permanecían atrincherados en el centro comercial con un número no determinados de rehenes. El presidente Uhuru Kenyatta dijo que la operación de rescate es "delicada" y que la prioridad es proteger la vida de los rehenes.

Entre las víctimas hay varios extranjeros. El presidente de Francia informó que dos mujeres francesas habían muerto en el ataque. Dos canadienses perecieron también, entre ellos un diplomático, dijo el primer ministro de Canadá. Por otra parte, el Departamento de Estado dijo el sábado que cuatro ciudadanos estadounidenses están heridos.

La cancillería peruana confirmó la muerte un médico especializado en enfermedades tropicales y funcionario jubilado de la Unicef. Ricardo Ortiz, hijo del doctor Juan Ortiz-Iruri, de 63 años, declaró a la radio limeña RPP que su padre ingresaba al centro comercial con su hermana de 13 años, nacida en Estados Unidos, cuando se desató el tiroteo.

"La versión de mi hermana es que lamentablemente mi papá cayó al piso y no daba señales de vida", dijo Ricardo Ortiz.

"Mi hermana está fuera de peligro, pero tiene lesiones en una mano... la operaron y estará en observación hasta el lunes", añadió. El peruano fallecido había trabajado para la Unicef, además de Kenia, en Malawi, Zimbabue y Liberia. Vivía en África desde hace 25 años.

El ataque comenzó el sábado poco después del mediodía y los hombres armados, vinculados con al-Qaida, preguntaron a los clientes acorralados si eran musulmanes: los que respondieron que sí fueron liberados, dijeron varios testigos. Los demás fueron retenidos.

Hombres armados lanzaron granadas de mano y abrieron fuego el sábado dentro del centro comercial más lujoso de Nairobi, matando a por lo menos 39 personas e hiriendo a decenas, informó el sábado la Cruz Roja en Kenia. Se teme que pueda aumentar la cifra de muertos.

El grupo extremista islámico somalí al-Shabab se atribuyó la responsabilidad y dijo que el ataque es en represalia por la ofensiva de fuerzas kenianas en Kenia en 2011. Los rebeldes también amenazaron con más ataques.

Al-Shabab dijo en Twitter que funcionarios de seguridad de Kenia estaban tratando de iniciar negociaciones. "Pero no habrá ninguna negociación", expresó el grupo.

Mientras la noche caía en Nairobi, dos contingentes de fuerzas especiales del ejército entraron al centro comercial.

Elementos de la policía y el ejército rodearon el enorme centro comercial mientras helicópteros sobrevolaban la zona. Un reportero de The Associated Press dijo cómo subían a un soldado keniano herido a una ambulancia al caer la noche, lo que quizás indicaba que seguían los enfrentamientos en el edificio.

Varios testigos dijeron que por lo menos cinco personas armadas, entre ellas por lo menos una mujer, atacaron primero un café en el centro comercial Westgate Mall, una nueva y reluciente instalación de comercio donde hay tiendas de Nike, Adidas y Bose. El centro comercial es propiedad de israelíes y expertos en seguridad han expresado desde hace tiempo que la estructura era un objetivo atractivo para los terroristas.

El ataque comenzó poco después del mediodía con ráfagas de armas pesadas y granadas de mano. Muchos de los clientes extranjeros que viven en el país y kenianos pudientes huyeron a cualquier lugar que ofreciera seguridad, como la parte trasera de tiendas, pasillos de servicios y una bóveda bancaria. Durante las horas siguientes, puñados de personas salieron del lugar mientras la policía entraba. Algunos de los heridos fueron sacados en carritos de compras.

Frank Mugungu, un sargento del ejército fuera de servicio, dijo que vio a cuatro atacantes varones y a una mujer. "Uno era somalí", dijo, agregando que los otros eran negros, lo que sugiere que pudieran haber sido kenianos o de otra nacionalidad.

Al-Shabab dijo en Twitter que ha advertido muchas veces al gobierno de Kenia que no retirar sus fuerzas de Somalia "tendría consecuencias serias". El grupo alegó que sus efectivos habían matado a 100 personas, pero sus afirmaciones son con frecuencia exageradas.

"El ataque al #WestgateMall es sólo una pequeña parte de lo que los musulmanes experimentan en Somalia a manos de los invasores kenianos", dijo al-Shabab. Otro tuit decía: "Durante mucho tiempo hemos librado una guerra contra los kenianos en nuestra tierra, ha llegado el momento de cambiar el campo de batalla y llevar la guerra a su tierra #Westgate".

El jefe de Medicina Legal de Nairobi, Sammy Nyongesa Jacob, dijo que entre los cadáveres que llegaron a su dependencia había africanos, asiáticos y blancos.

La cancillería estadounidense condenó "este acto de violencia sin sentido que ha resultado en la muerte y lesiones de muchos hombres, mujeres y niños inocentes".

En una declaración separada, una portavoz de la Casa Blanca dijo que algunos empleados del personal de la embajada de Estados Unidos en Kenia "han sido afectados trágicamente" por el ataque, pero no ofreció más información.

"Los autores de este acto repulsivo deben ser llevados ante la justicia y hemos ofrecido nuestro apoyo al gobierno keniano con ese propósito", dijo Caitlin Hayden, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, en un comunicado.

La embajada estadounidense en Nairobi está en contacto con las autoridades locales y ha ofrecido asistencia. Algunos elementos de seguridad británicos han participado en la respuesta al incidente.

Por su parte, el presidente de Somalia —el líder de un país vecino familiarizado con los ataques terroristas— dijo que su país conoce "demasiado bien el costo humano de este tipo de violencia" y ofreció sus oraciones por las víctimas.

"Estos ataques deslamados contra civiles indefensos, entre ellos niños, sobrepasan cualquier límite y no se pueden tolerar. Acompañamos a Kenia en este momento de dolor por los que perdieron la vida y los numerosos heridos", dijo el presidente somalí Hassan Sheikh Mohamud.