Unicef denuncia una supuesta matanza de familias desplazadas en Etiopía
En las últimas semanas, el conflicto abierto en la región de Tigray ha comenzado a extenderse a otras zonas de Etiopía, entre ellas la vecina Afar.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Naciones Unidas. Unicef denunció este lunes la supuesta matanza de más de 200 personas, incluidos más de un centenar de niños, en ataques contra familias desplazadas que se habían refugiado en una clínica y una escuela de la región etíope de Afar.
En un comunicado, la agencia de la ONU para la infancia se declaró “extremadamente alarmada” por las informaciones sobre esos presuntos asesinatos y por la destrucción en esa zona de ayuda humanitaria.
En las últimas semanas, el conflicto abierto en la región de Tigray ha comenzado a extenderse a otras zonas de Etiopía, entre ellas la vecina Afar.
“La intensificación de los combates en Afar y otras áreas vecinas de Tigray es desastrosa para los niños. Sigue a meses de conflicto armado en Tigray que han dejado a unas 400,000 personas, incluidos al menos 160,000 niños, en condiciones de hambruna”, señaló en la nota la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore.
Según Fore, hasta cuatro millones de personas están en situación de inseguridad alimentaria en Tigray y las regiones de Afar y Amhara, con más de 100,000 desplazados recientes que se suman a los dos millones que ya se habían visto obligados a dejar sus hogares.
“Unicef estima que el número de niños que sufrirán por malnutrición potencialmente fatal se multiplicará por diez en Tigray durante los próximos doce meses”, insistió la responsable, que denunció además la “destrucción sistemática” de servicios de salud en la zona.
“La catástrofe humanitaria que se está extendiendo por el norte de Etiopía está causada por el conflicto armado y solo pueden resolverla las partes del conflicto. Unicef llama a todas las partes a detener la lucha y a cumplir inmediatamente con un alto el fuego humanitario”, señaló Fore.
La guerra de Tigray comenzó el pasado 4 de noviembre, cuando el Ejecutivo del primer ministro Abiy Ahmed lanzó una ofensiva contra el Frente Popular de Liberación Tigray (FPLT) —que gobernaba la región— tras una escalada de las tensiones políticas durante los meses precedentes y en represalia por un ataque contra una base militar federal.
El pasado 28 de junio, Etiopía declaró un “alto el fuego unilateral humanitario”, pero aunque el Ejército se retiró de varias ciudades —incluida la capital regional tigriña, Mekele— las fuerzas de Amhara, que habían anexionado de facto durante el conflicto el oeste de Tigray —sobre el que reclaman su derecho histórico—, permanecieron sin moverse.
Durante las últimas semanas, las fuerzas tigriñas incrementaron sus acciones militares para recuperar estos territorios, ganando terreno en el oeste y el sur de la región y volviendo a elevar los niveles de tensión del conflicto.