Kiev. Los aliados occidentales de Kiev ofrecieron en la cumbre de la Organización del Tratado Atlántico del Norte (OTAN) un nuevo plazo para la llegada de los esperados cazas F-16 a Ucrania.

Los preparativos para que se haga realidad este hito antes de finales de este verano coinciden con una serie de ataques rusos contra bases aéreas ucranianas que provocan inquietud sobre la capacidad de Ucrania de defender su flota.

“Para proteger los F-16 es necesario crear una defensa aérea de varias capas que pueda defender con garantías el aeródromo en el que estén”, dijo a EFE el experto militar ucraniano Oleksandr Kovalenko. “Hablamos de sistemas de corto, medio y largo alcance”, agregó.

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El experto advirtió de que Ucrania necesita recibir más sistemas antiaéreos de esas tres características para garantizar la protección de los F-16, cuya destrucción será una prioridad para Rusia tanto por lo que estos aviones pueden ofrecer a Ucrania desde el punto de vista militar como por el alto valor simbólico de su entrega a Kiev.

Kovalenko explicó que Rusia ataca los aeródromos ucranianos con drones suicidas Shahed que deben ser derribados con defensas de corto alcance, con misiles de crucero subsónicos, de los que deben ocuparse las baterías antiaéreas de corto y medio alcance, y con misiles balísticos y aerobalísticos, para los que se necesitan sistemas Patriot.

“Si uno de los eslabones falla, el conjunto del sistema no funciona de manera efectiva”, afirmó Kovalenko, que explicó que la composición idónea de este escudo defensivo dependerá del lugar de Ucrania en que se desplieguen los F-16 y pone como ejemplo de la creación exitosa de este sistema de capas la densa arquitectura de defensa aérea que se ha creado para proteger Kiev.

Aeródromos ucranianos en el punto de mira

Rusia ha lanzado nuevos ataques aéreos contra bases de la aviación ucraniana al tiempo que los socios de Kiev en la OTAN se comprometían a entregar el primer lote de F-16 operativos para Ucrania antes del final del verano.

La pasada noche las fuerzas rusas lanzaron cinco misiles de crucero Kh-101 desde aviones estratégicos, anunció la Fuerza Aérea ucraniana en su parte de este viernes, que también informó del lanzamiento de 19 drones kamikaze Shahed por parte de Rusia.

Once de esos drones de ataque y los cinco misiles fueron interceptados por las defensas ucranianas, según el parte.

La dirección principal del ataque fue Starokostiantiniv, localidad de la región de Jmelnitski, en el oeste de Ucrania, cerca de la que se encuentra una de las principales bases aéreas ucranianas, que es un objetivo habitual de los ataques aéreos rusos.

Este ataque, del que por el momento se desconocen las consecuencias, se produce poco más de una semana después de que el Ministerio de Defensa ruso asegurara haber destruido el 1 de julio cinco cazas multipropósito Su-27 ucranianos situados en el aeródromo de Mírgorod, en el óblast (división administrativa) de Poltava del centro de Ucrania.

Otros dos aviones del mismo tipo que estaban siendo reparados sufrieron daños, según la fuente, que publicó un vídeo del ataque, grabado con un dron de reconocimiento.

El hecho de que el dron consiguiera sobrevolar el aeródromo -situado a un centenar de kilómetros del punto más cercano del frente- es motivo de preocupación entre algunos analistas militares ucranianos que también criticaron que los aviones alcanzados se encontraran aparcados al aire libre.

En declaraciones a medios locales, el exportavoz de la Fuerza Aérea Yuri Ignat reconoció que la aviación ucraniana sufrió ciertos daños, pero calificó de exagerado el balance ruso.

Un día después del golpe al aeródromo de Mírgorod, Rusia alcanzó con un dron un helicóptero Mi-24 ucraniano estacionado en una base aérea de la ciudad de Poltava. Al día siguiente las fuerzas rusas golpearon con misiles un aeródromo situado cerca de la ciudad de Krivi Rig, en el centro-este de Ucrania, destruyendo un caza MiG-29 ucraniano.

El envío a Ucrania de aviones F-16 es uno de los pasos de los aliados más ansiados por Kiev, y es previsible que Rusia centre sus esfuerzos en destruir los cazas occidentales desde el mismo momento de su llegada a territorio ucraniano.

Un éxito ruso en este empeño proporcionaría a Moscú una gran victoria propagandística y supondría un duro golpe moral para Kiev y sus socios, que apuestan por la entrada de los F-16 en la guerra para cambiar el curso del conflicto en favor de Ucrania.