Ucrania marcó la visita de Lula a Portugal
El presidente brasileño condenó la invasión rusa y ha apostado por crear un grupo de diálogo por la paz.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Lisboa. Las diferencias respecto a la guerra en Ucrania planearon sobre la visita del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, a Lisboa, donde Portugal y Brasil sellaron este sábado una nueva etapa en sus relaciones bilaterales con el ambicioso desafío de duplicar su balanza comercial.
“Es tiempo de futuro, de mirar para el frente”, afirmó el presidente luso, Marcelo Rebelo de Sousa, en su bienvenida en un momento, dijo, en el que “Brasil vuelve a tener mayor proyección del mundo”.
“Brasil está de vuelta”, lanzó Lula al final de una jornada que ha mostrado sus diferencias con la Unión Europea (UE) sobre la guerra en Ucrania, pero ha permitido también constatar la apuesta de Lisboa y Brasilia por cerrar el acuerdo entre Bruselas y Mercosur y relanzar sus relaciones bilaterales, congeladas durante el Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro.
En la cartera, además, convenios que pueden beneficiar a los más de 250,000 brasileños que viven en Portugal y que constituyen la mayor comunidad extranjera en el país.
Guerra en Ucrania, visiones encontradas
La sombra de la guerra ha marcado la jornada. Lula ha condenado la invasión rusa y ha apostado por crear un grupo de diálogo por la paz, porque “es mejor encontrar una salida en una mesa que intentar encontrar una salida en el campo de batalla”.
“Brasil quiere encontrar una forma de restablecer la paz entre Rusia y Ucrania”, afirmó. “Rusia no quiere parar, Ucrania no quiere parar, vamos a tener que encontrar un grupo de países que puedan generar una relación de confianza”.
“Paren mientras hay tiempo”, reclamó. “La guerra no debería haber comenzado. Rusia no debería haber invadido, pero invadió. Ahora, en vez de escoger un lado, quiero escoger una tercera vía, la reconstrucción de la paz”.
Lula confirmó que no visitará Ucrania, aunque el viernes se anunció que enviará a Kiev a su asesor para temas internacionales, el excanciller Celso Amorim.
“Comprendo el papel de Europa”, pero “quiero que se comprenda también el papel de Brasil”, zanjó hoy en presencia de Rebelo de Sousa, quien aprovechó para explicar que la de Portugal es una postura bien diferente y pasa por la retirada de las tropas rusas.
“Portugal es solidario con la OTAN y la UE y piensa que no es una situación justa no permitir a Ucrania defenderse e intentar recuperar territorio que fue invadido con la violación de su integridad territorial”.
La condena a la invasión rusa y la apuesta por la paz contenida en la declaración final de la cumbre bilateral, suavizaron las discrepancias.
La cumbre del acercamiento
La visita ha sellado el giro en las relaciones bilaterales, con la XIII Cumbre luso-brasileña, la primera desde 2016, donde ambos países han intentado recuperar el tiempo perdido con la firma de más de una decena de acuerdos.
“Pasamos página. (Es) un día de reencuentro”, afirmó el primer ministro luso.
“Portugal es una extensión de nuestra casa”, respondió Lula, que dijo salir “feliz” y apuntó que “las divergencias entre nosotros se resolverán en un ambiente de negociación”.
“Queremos compartir con Portugal”, sostuvo el líder brasileño, convencido del “potencial extraordinario” para “doblar” la balanza comercial, que el pasado año se acercó a los 6,000 millones de dólares.
Mercosur en la mira
El texto final de la cumbre recoge también una apuesta clara por el entre la UE y Mercosur.
“En lo que dependa de mí, vamos a hacer un acuerdo UE-Mercosur” y a “rearticular la unidad de América del Sur”. “Queremos probar que somos un gran bloque económico”, defendió Lula.
La completa agenda del presidente brasileño en Portugal incluye un foro empresarial -el lunes en Oporto- y un acto en el Parlamento -el martes- antes de viajar a Madrid, última escala de su primer viaje a Europa tras asumir el poder.
Lula ha escogido Portugal y España por sus históricas relaciones y porque son “la puerta de entrada” en la UE en un momento crucial para el acuerdo con Mercosur, que será también uno de los temas prioritarios de la presidencia comunitaria que España estrenará el julio.