Turistas se apresuran a ver la erupción volcánica en isla de España
El volcán comenzó a entrar en erupción el domingo en la tarde. Para el martes se había formado un cono de seis metros (20 pies) de alto sobre la apertura mayor.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Las vías de la isla española de La Palma se colman de vehículos al atardecer, cuando residentes y turistas acuden a fotografiar la reciente erupción volcánica que ha arrasado con casas, cosechas ay almacenes.
Entre el rugido del volcán y el estruendo del magma impactando la superficie, la escena se vuelve casi hipnótica. Aun así los rescatistas y los campesinos bananeros y vinícolas de esta isla española no están nada encantados con este impresionante fenómeno natural.
“Esto no es broma”, declara Pedro José Alegría, un campesino local de 70 años de edad y que había regresado a La Laguna, un vecindario adyacente a una de las zonas evacuadas.
Desde su camioneta cubierta de cenizas, Alegría expresó temores por los invernaderos de bananos que tiene allí cerca, frente a la costa del océano Atlántico.
El área, ubicada al lado de la Cumbre Vieja, se llama Los Llanos y tiene una de las tierras más fértiles de La Palma, donde se cultivan aguacates, papayas y las uvas usadas en los populares vinos de las Islas Canarias.
El mayor temor de Alegría es que la lava dañe las tuberías que irrigan a las cosechas, aunque también se preocupa por la posibilidad de que la actividad volcánica deje el agua inservible, tanto como agua potable como para irrigar las siembras bananeras.
“Puede que el volcán no nos mate, pero a más de uno lo va a arruinar”, indicó Alegría.
Pese a la escasez de tierra arable en La Palma, la agricultura es la principal fuente de ingresos de la isla. Las bananas son el principal producto: casi 3,000 hectáreas (7,413 acres) sembradas y empleos para unas 10,000 personas, en una isla de 85,000 habitantes.
Entre 6,000 y 8,000 toneladas de bananas salen cada semana desde la isla hacia la España continental y el resto de Europa.
La importancia del producto para la comunidad local es la razón por la que Alegría está furioso por la declaración de la ministra de turismo española Reyes Maroto de que el gobierno incentivará el turismo volcánico para animar la economía.
“A la ministra le digo yo que me diga para quién es esto bueno. Será bueno para los que vienen de fuera, para los dueños de los hoteles”, expresó Alegría.
“Yo voy a cumplir 70 años y a lo mejor tengo algo en la caja para comer tres o cuatro años. Igual me muero antes, pero hay gente que está empezando, esa gente que está empezando y (el volcán) se les lleva todo”, añadió.
El volcán comenzó a entrar en erupción el domingo en la tarde. Para el martes se había formado un cono de seis metros (20 pies) de alto sobre la apertura mayor, de donde salen entre 8,000 y 10,500 toneladas de dióxido de sulfuro por día.
La lava, que inicialmente caía a unos 700 metros (766 yardas) por hora, ahora está más lenta, pero a su paso hacia el mar ha destruido más de 160 estructuras, incluyendo una escuela. Las rutas han quedado intransitables y hay postes de electricidad caídos, entre otros numerosos daños, Unos 5,500 habitantes han sido evacuados.
La ubicación de La Palma, en el extremo noroccidental de las Islas Canarias, la distingue del resto del archipiélago. No tiene los hermosos atardeceres ni la vida nocturna de los resorts más famosos como Tenerife y Lanzarote, pero su agreste terreno ofrece alternativas para visitantes más atléticos como montañistas y ciclistas.
Muchos habitantes del norte de Europa, en busca de un clima más templado, viajan a La Palma con frecuencia.
Así es como Matthias y Anette Fuchs decidieron invertir su dinero: comprando una propiedad allí. La casa tiene un mosaico a la entrada, una piscina y una terraza donde la pareja, propietarios de una empresa vinícola en Alemania, solían ofrecer fiestas y cenas. Ahora todo ha quedado hundido bajo lava.
“Era un lugar especial, un paraíso”, declara Anette Fuchs con ojos llorosos y tomando la mano de su esposo.
Mattias Fuchs explica que reconstruir la casa no era una opción válida para él y su esposa, que tienen casi 70 años de edad. Nadie sabe cuánto tiempo va a durar la erupción, ni cuánto tiempo tardará la lava en nivelarse incluso cuando deje de fluir. Además, las normas locales prohíben la construcción en áreas peligrosas.
“Regresaré solamente para cerrar este capítulo”, expresa Fuchs.
José Antonio Villegas, dueño de cuatro apartamentos para alquileres vacacionales, dice sin embargo que el volcán no le inhibe.
Dice que dos grupos cancelaron sus reservaciones debido al volcán esta semana, pero que otros los han reemplazado, atraídos por la posibilidad de una parrillada en la azotea con el trasfondo de la actividad volcánica a la distancia.
Villegas dice que el turismo en España se ha visto reducido más por la pandemia y por los incendios forestales que estallaron en agosto.
“¿Qué más puede ir mal? No puede pasar nada que supere a una pandemia, un incendio y una erupción volcánica”, comentó Villegas.