Algunas escuelas femeninas de secundaria han abierto esta semana en el este de Afganistán, mientras las autoridades de los talibanes miran hacia otro lado después de que hace casi un año prohibieran su reapertura bajo el pretexto de que debían implementar un sistema de acuerdo a la sharía o ley islámica.

Al menos cinco escuelas de secundaria abrieron en la provincia de Paktya, una en el distrito de Samkani y cuatro en la capital regional Gardez, bajo la iniciativa de los profesores y las familias de las estudiantes. El Gobierno talibán no participó.

“Se trata de una decisión de la gente y los maestros, que invitaron a las estudiantes de secundaria para la reapertura de las escuelas”, aseguró este martes a Efe el director de Información y Cultura de Paktya, Khaliqyar Ahmadzai.

“Ni nosotros, ni el Gobierno local, ni la dirección de Educación de la provincia de Paktya estamos involucrados en la reapertura de las escuelas, tampoco dijimos nada para que se mantuvieran las escuelas cerradas”, reconoció esta autoridad de los talibanes.

Las redes sociales se llenaron hoy de mensajes de celebración por la noticia de la reapertura de las escuelas femeninas de secundaria en Paktya, con el deseo de activistas y alumnas, entre otros, de que más provincias del país den el paso al frente y abran esos colegios sin esperar a obtener el visto bueno de los talibanes.

“La apertura de escuelas para niñas en Paktya muestra el amor de nuestra gente hacia la educación. Esta acción revivirá las esperanzas de las niñas en todo el país”, escribió en Twitter el activista Ziaul Haq Amarkhil.

Exgobernador también de la provincia oriental de Nangarhar, Amarkhil espera que las jóvenes vuelvan pronto a “disfrutar de sus derechos básicos”, cercenados desde la llegada de los talibanes al poder el 15 de agosto de 2021, cuando lapidaron dos décadas de avances tras la invasión estadounidense y la apertura de Afganistán al mundo.

POCAS ESCUELAS ABIERTAS

Paktya se une así a la provincia norteña de Balkh, donde según afirmó hoy a Efe el director de Información y Cultura provincial, Zabiullah Rohani, “desde la caída del anterior Gobierno, nunca cerraron las escuelas de secundaria femeninas”.

La situación en la norteña Balkh se puede explicar por las diferencias étnicas en Afganistán, y así mientras el sur y el este se encuentran dominados por la pastún, la propia de los talibanes, el norte tiene una fuerte presencia de tayikos, turcomanos y uzbecos, con una mentalidad hacia la mujer más abierta y tolerante.

En el resto del país continúa imperando la decisión tomada el pasado 18 de septiembre, cuando tras el cierre de todas las escuelas por la inestabilidad relacionada con la llegada de los islamistas al poder, los talibanes decidieron reabrir todos los colegios, exceptuando los femeninos de secundaria.

El motivo: necesitaban establecer un sistema de acuerdo con la sharía y las costumbres y cultura afgana.

Así, a pesar de que prometieron que habían cambiado, los fundamentalistas repetían la postura de su anterior régimen entre 1996 y 2001, cuando en base a una rígida interpretación del islam y su estricto código social conocido como pastunwali, prohibieron la asistencia femenina a las escuelas y recluyeron a las mujeres en el hogar.

Hace tres días, el secretario general de la ONU, António Guterres, recordaba en Twitter cómo en Afganistán “se sigue excluyendo de las aulas” a las jóvenes.

“Esta es una injustificable violación de la igualdad de derechos que daña a todo el país. Las niñas pertenecen a la escuela”, sentenció.