Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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En una ceremonia marcada por fuertes temblores antes y durante del acto y una alerta de tsunami que obligó a la rápida evacuación del Congreso, asumió como nuevo presidente de Chile el empresario Sebastián Piñera en reemplazo de la socialista Michelle Bachelet.
Unos 25 minutos antes de la ceremonia un sismo grado 6.9 alarmó a los asistentes a la ceremonia en la sede del Congreso, en este puerto a 120 kilómetros al noroeste de la capital.
Chile aún enfrenta las réplicas de un devastador terremoto y tsunami de 8.8 de magnitud que se registró el 27 de febrero.
Posteriormente, otras dos fuertes réplicas se sintieron, cuando la mandataria aguardaba el ingreso de su sucesor. Algunas personas se pusieron de pie, pero Bachelet se mantuvo imperturbable, mientras un enorme ramo de flores situado cerca de la testera se bamboleaba.
El locutor oficial llamó a la calma, pero 30 minutos después, cuando culminó la ceremonia tras el juramento de Piñera y sus ministros, se pidió la rápida evacuación del edificio legislativo en acatamiento a una alerta preventima de tsunami dispuesta entregada por la armada.
El flamante presidente, luego de salir del edificio del Congreso, habló por la televisión estatal para pedir tranquilidad a la población pero recomendó que los habitantes de las zonas costeras subieran a lugares altos, como los cerros cercanos, sólo como una medida de seguridad.
"Quiero llamar a todos los chilenos, en estos momentos de adversidad, a que sequemos nuestras lágrimas y pongamos manos a la obra, en la gran tarea de enfrentar esta emergencia, en la gran tarea de reconstruir nuestro país", dijo Piñera después de salir del Congreso.
Piñera, un economista de 60 años y dueño de una fortuna estimada en más de 2,000 millones de dólares, juró como el primer presidente derechista elegido en 52 años.
El flamante mandatario, quien llegó hasta la sede legislativa en un auto descapotado, fue recibido por comisiones de parlamentarios a las puertas del Congreso, donde se congregaron unas 2,000 personas y los presidentes de Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú, Paraguay, Colombia y Uruguay y el príncipe Felipe de España.
Previamente ingresó al lugar la presidenta saliente Michelle Bachelet. Tras la apertura de la sesión el presidente del Senado, el opositor Jorge Pizarro, invistió a Piñera como el nuevo jefe de estado, tras la cual Bachelet bandonó en medio de aplausos.
Tras ser investido como presidente, Piñera procedió a tomar juramento a sus colaboradores ministeriales.
Luego de abandonar el Congreso en medio de aplausos de sus partidarios, Piñera se dirigió al palacio presidencial veraniego de "Cerro Castillo" en el vecino balneario de Viña del Mar, donde ofreció un almuerzo a los mandatarios y dignitarios extranjeros asistentes.
"¿Qué le pareció la bievenida, presidenta?" preguntó Piñera a la presidenta argentina Cristina Fernández al recibirla en Cerro Castillo. "Movida, movida", le respondió sonriente.
El presidente de Perú, Alan García, dijo en las afueras del Congreso que "estamos acostumbrados a los temblores".
Antes de la ceremonia, hubo dos sismos menos violentos que el primero y los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de Bolivia, Evo Morales, solo miraron hacia el techo del salón del Congreso, algo preocupados pero sin moverse de sus posiciones.
Por la tarde, Piñera viajará a la ciudad de Constitución, una de las localidades arrasadas por el terremoto y posteror tsunami del 27 de febrero.
En las zonas afectadas, miles de personas quedaron desamparadas y se han levantado precarias viviendas de emergencia para albergar a parte de los damnificados.
Piñera por la noche dirigirá un discurso al país en la expondrá algunos de sus planes para hacer frente a la reconstrucción de la zona del centro sur del país devastada.
En Constitución, 350 kilómetros al sur, mucha gente salió a las calles, según mostró la televisión estatal y se dirigían a zonas altas, alertados ante el eventual tsunami. Sin embargo, comenzaron a bajar a sus horas poco después.
En Concepción, 500 kilómetros al sur, la gente también salió a las calles pero no se ha informado hasta ahora de víctimas o nuevos daños.
En este puerto, a unos 120 kilómetros al sur, aún cuando el océano Pacífico se veía tranquilo, mucha gente viajó a las partes altas, algo común porque la mayoría de la población de Valparaíso vive en los cerros que circundan a la bahía.