En los primeros días del mes de septiembre de 2024, el desierto del Sahara ha experimentado un evento meteorológico inusual con niveles de lluvia extremadamente altos.

Estas precipitaciones han preocupado a los meteorólogos y científicos ya que el Shara es uno de los lugares más secos del planeta y recibe menos de 25 milímetros de lluvia al año.

Incluso, algunas áreas del desierto pueden pasar varios años sin recibir lluvia. esta se suela presentar en regiones más al sur del desierto, cerca del Sahel, donde el Frente Intertropical de Convergencia (ITCZ) puede influir en el clima.

Según datos del Centro Europeo de Previsión Meteorológica a Medio Plazo (ECMWF), el Sahara ha recibido precipitaciones que superan el 500% de los niveles normales para este período.

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Este fenómeno ha sido provocado por un desplazamiento del Frente Intertropical de Convergencia (ITCZ) hacia el norte, lo que ha llevado a la formación de fuertes sistemas de tormentas sobre el desierto, algo que no se ve desde hace décadas.

Según el meteorólogo Luis Bañón, licenciado en Ciencias Físicas por Universidad Complutense: “Lo excepcional parece ser la gran cantidad de agua precipitable, combustible imprescindible para las precipitaciones, que remonta hacia el norte hasta la zona del sur del Sáhara. Esta circunstancia ocurre con muy poca frecuencia”.

Ahora, la preocupación viene por la calidad de los suelos en el Sahara. Aunque la mayoría de ellos son áridos, algunos otros también son montañosos “prácticamente impermeables, que acoge poblados que podrían estar expuestos a inundaciones súbitas”, añade José Miguel Viñas de Meteored.

Aunque la comunidad científica considera complejo “saber en qué medida se debe al cambio climático o a la propia variabilidad del clima”, sospechan que podría estar relacionado con el fenómeno de la Niña.