La cara norte de los silos de Beirut, un símbolo de la explosión de 2020, se derrumbó hoy completamente tras sufrir varios colapsos parciales en las últimas semanas a causa de un persistente incendio provocado por la fermentación del grano atrapado en su interior.

Una fuente militar que pidió el anonimato confirmó a Efe que a primera hora de la mañana se vino abajo “todo” lo que quedaba en pie de la cara norte de la estructura, la única que quedó parcialmente en pie en la zona cero de la deflagración ocurrida hace dos años en la ciudad.

Imágenes difundidas por televisiones locales muestran una gran nube de polvo elevándose sobre el puerto de Beirut, donde se ubica la estructura, tras caer varios de sus silos.

Las ruinas de los graneros, un símbolo que las familias de las víctimas piden preservar, han estado permanentemente en llamas desde hace cerca de cinco semanas por la fermentación del trigo almacenado en su interior antes de la tragedia.

Los incendios fueron debilitando todavía más la mole y en las últimas semanas su cara norte ya había sufrido varios derrumbes parciales, uno de ellos durante el segundo aniversario de la deflagración que el 4 agosto de 2020 causó más de 200 muertos, 6,500 heridos y una gran devastación en la capital libanesa.

De acuerdo con la versión oficial, echar agua favorecería el proceso de fermentación del grano al crear más humedad, mientras que tratar de retirar las 3,000 toneladas de trigo y maíz aún presentes en los silos sería demasiado peligroso para los equipos encargados de la tarea por la amenaza de derrumbe.

La semana pasada, el Gobierno libanés acordó enmendar su polémica decisión de demoler las ruinas de los silos al completo y optar por deshacerse solamente de la cara norte, la más enclenque y cuya desaparición permitiría acceder al grano atrapado en el interior de la estructura para atajar los fuegos.

El nuevo plan, que ya no requerirá una demolición, pretende reforzar la cara sur de los graneros y preservarla.