Moscú. El Comité de Instrucción de Rusia (CIR) presentó hoy un ultimátum a la madre del líder opositor ruso, Alexéi Navalni, para que acepte un entierro secreto con el fin de evitar manifestaciones públicas de repulsión contra el Kremlin, según informaron hoy los correligionarios del político fallecido.

“Hace una hora un instructor llamó a la madre de Navalni y le puso un ultimátum. O en el plazo de una hora acepta un entierro secreto sin despedida pública, o Alexéi será enterrado en (el recinto de) la prisión”, denunció Kyra Yarmish, portavoz de Navalni, en su canal de Telegram.

Añadió que la madre, Liudmila Naválnaya, se negó a negociar con el CIR, aduciendo que sus investigadores “no tienen facultades para decidir cómo y dónde enterrar a su hijo”.

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“Ella exige que se respete la ley que obliga a los instructores a entregar el cadáver en el plazo de dos días desde el momento del establecimiento de las causas de la muerte”, señaló.

Yarmish recuerda que la madre ya firmó en la ciudad ártica de Salejard el certificado médico correspondiente y, por tanto, “esas dos jornadas concluyen mañana, sábado”.

“Insiste en que las autoridades le dejen celebrar el entierro y el panegírico en consonancia con las tradiciones” cristianas, señala.

El equipo de Navalni presentó hoy otra demanda ante los tribunales en virtud del artículo 244 de código penal ruso sobre “profanación del cuerpo del difunto”.

La madre del opositor ruso acusó el jueves en un vídeo a las autoridades de amenazarla y de querer enterrar a su hijo “en secreto” para que sus partidarios no puedan despedirse del enemigo número uno del presidente ruso, Vladímir Putin.

“Yo no estoy de acuerdo con esto. Quiero que vosotros, los que apreciabais a Alexéi, para los que su muerte fue una tragedia personal, tengáis la oportunidad de despediros de él”, dijo.

Hace unos días la madre también envío una carta al presidente ruso para que le entreguen el cadáver de su vástago, que murió repentinamente el pasado 16 de febrero por “causas naturales”, versión que rechazan sus correligionarios.

Numerosos artistas, intelectuales y periodistas rusos en el exilio se han sumado a la campaña lanzada por los aliados de Navalni en su canal de Telegram para la devolución del cuerpo.

La viuda de Navalni, Yulia, que fue recibida la víspera en San Francisco por el presidente de EEU, Joe Biden, acusa directamente a Putin de ordenar el asesinato de su principal oponente político.

Seguidamente, Biden anunció el mayor paquete de sanciones con el Kremlin desde el inicio hace dos años de la guerra en Ucrania por “el descarado desprecio de Putin por la vida humana”.

El Kremlin negó rotundamente todas las acusaciones y llamó a esperar los resultados de la autopsia, mientras Putin no ha aludido públicamente al tema.

¿Oídos sordos?

Putin, por su parte, hace oídos sordos a los llamamientos a entregar el cuerpo de Navalni, una semana después de su muerte en prisión.

Varios premios Nobel, intelectuales y artistas rusos se han dirigido por vídeo al Kremlin en una campaña organizada por los correligionarios de Navalni para que permita dar sepultura al fallecido político y no alargue la agonía de la familia.

Según la oposición, las autoridades quieren repetir el mismo escenario que con el jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, que murió en agosto en una catástrofe aérea tras liderar una rebelión militar contra Putin y fue enterrado de manera casi clandestina entre estrictas medidas de seguridad.

De hecho, el certificado médico oficial indica que Navalni falleció por “causas naturales” tras tres años entre rejas y unos 300 días en celdas de castigo.

El silencio sepulcral de Putin

Mientras, Putin mantiene un silencio sepulcral. Enfrascado en su campaña de reelección, el líder ruso no ha hecho ninguna referencia a la muerte de su enemigo número uno.

Es la misma actitud que mantuvo durante su vida. Nunca mentó el nombre de Navalni, al que acusaba de alimentar su popularidad con críticas infundadas contra el Kremlin, en alusión a los vídeos sobre el enriquecimiento ilícito de los funcionarios rusos.

Empleó todos los eufemismos posibles, desde “el condenado”, “el reo” a “el paciente de Berlín”, con tal de no decir su nombre o apellido, lo que hizo cundir la impresión de que el presidente le tenía miedo.

Putin sí reaccionó cuando fue asesinada la periodista Anna Politkóvskaya o el también opositor Boris Nemtsov, e incluso cuando murió Prigozhin, decesos de los que fue considerado directo responsable.

En todo los casos echó balones fuera. Lo mismo hizo cuando Navalni fue envenenado en 2020 con el agente químico Novichok.

Campaña en las redes sociales

Conocidos cineastas como Andréi Zviáguintsev; actores como Artur Smolianinov o Tatiana Lázareva; periodistas como Yevgueni Albats o Dmitri Murátov, Nobel de la Paz en 2021, se han sumado a la campaña en el canal de Telegram del equipo de Navalni.

“Todavía tenéis la oportunidad de seguir siendo personas. No os deshumanicéis, ni intentéis deshumanizarnos a todos nosotros”, dijo Lázareva, que reside en España.

También participan bailarines como Mijaíl Baríshnikov; la bielorrusa Svetlana Alexiévich, Nobel de Literatura en 2015, cantantes como Andréi Makarévich o activistas como Nadezhda Tolokónnikova, líder de Pussy Riot.

“Me llamo Mijaíl Baríshnikov. Pido encarecidamente devolver a su madre el cuerpo del fallecido Alexéi Navalni”, dijo.

El ejemplo de Poncio Pilato

Un grupo de religiosos ortodoxos también ha publicado una carta abierta en la que destacan que Navalni, además de opositor al Kremlin, era creyente.

“No sean más crueles que (Poncio) Pilato”, señalan en el mensaje que recuerda que incluso el prefecto romano ordenó la entrega del cuerpo de Jesús a la familia para su entierro.

Además, advierten que la negativa “puede provocar aún más tensión en la sociedad” en una petición firmada ya por más de un millar de personas.