Rumanía y Bulgaria le cierran el cerco a los no vacunados
Los no vacunados no podrán entrar en bares, restaurantes y tiendas no esenciales.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Con menos de un 30 % de la población vacunada y una tasa de mortalidad 8 veces superior a la del conjunto de la Unión Europea (UE), Rumanía y Bulgaria endurecen las restricciones a los no vacunados para forzarles a inmunizarse y aliviar la presión sobre el sistema sanitario.
Ambos países tienen un largo camino por recorrer hasta alcanzar los niveles de inmunización del resto de los socios comunitarios, donde los vacunados con la pauta completa son más del 63 %.
Entre los 6.9 millones de habitantes de Bulgaria la vacunación apenas supera el 20 %, mientras que en Rumanía, con 19,4 millones, la cifra se acerca al 30 %, según datos del Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) de la UE.
En Rumanía, donde el Gobierno se ha visto obligado a suspender las hospitalizaciones no esenciales y ha trasladado a decenas de pacientes de covid a países como Hungría o Austria, quienes no tengan pasaporte covid tendrán prohibido a partir de hoy salir a la calle por la noche en todo el territorio nacional.
Los no vacunados tampoco podrán entrar en bares, restaurantes y tiendas no esenciales, y necesitarán una prueba de haber pasado recientemente por la enfermedad o un test negativo para poder pagar sus impuestos en persona.
Si no la presentan, ha dicho el encargado de gestionar la pandemia, Raed Arafat, “tendrán que pagar online o esperar”.
Medidas similares, aunque de momento menos estrictas, se han tomado asimismo en la vecina Bulgaria, que desde el jueves pasado exige un certificado de vacunación, inmunidad natural o un test negativo reciente para ingresar a eventos culturales, lugares de ocio y grandes centros comerciales.
Estas medidas parecen haber surtido efecto a ambos lados del Danubio, el río que separa a los dos países más pobres de la UE.
Después de que el número diario de vacunados cayera a 4,000 en septiembre, el domingo más de 80,000 rumanos acudieron a recibir la primera dosis, según los datos oficiales.
Según pudo constatar Efe en centros de vacunación de Bucarest y Sofía, el miedo a morir o acabar entubado en una de las ucis desbordadas que han empezado a salir en la tele es otro factor que lleva a los escépticos a inmunizarse, sobre todo en las franjas de edad más avanzadas.
Durante una visita al hospital Marius Nasta de Bucarest, Efe fue testigo del ritmo frenético al que trabajan los médicos, que en uno de los descansos recibieron un curso acelerado de relajación y gestión del estrés por parte de un neurólogo.