Jerusalén. El político centrista Benny Gantz, uno de los tres miembros del Gabinete de Guerra israelí, anunció su renuncia el domingo y acusó al primer ministro Benjamin Netanyahu de un mal manejo de la guerra y de poner su propia “supervivencia política” sobre las necesidades de seguridad del país.

La medida no plantea una amenaza inmediata para Netanyahu, cuya coalición sigue teniendo mayoría en el parlamento. Sin embargo, el líder israelí se vuelve más dependiente de aliados de ultraderecha, quienes se oponen a la última propuesta de cese del fuego de Estados Unidos y quieren continuar con la guerra.

“Desafortunadamente, Netanyahu nos impide lograr una verdadera victoria, que es la justificación para el doloroso precio que estamos pagando”, y el país necesita tomar una dirección diferente ya que se espera que el combate continúe durante años.

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Gantz, un popular exjefe militar, se sumó al gobierno de Netanyahu poco después del ataque de Hamás en una demostración de unidad. Su presencia también aumentó la credibilidad de Israel ante sus socios internacionales. Gantz tiene buenas relaciones con funcionarios estadounidenses.

Gantz había anunciado previamente que renunciaría antes del 8 de junio si Netanyahu no presentaba un nuevo plan para la Franja de Gaza después de la guerra.

Canceló una conferencia de prensa planeada para la noche del domingo después de que cuatro rehenes israelíes fueron rescatados de Gaza, en la operación de Israel más grande de su tipo desde que inició la guerra que va en su octavo mes. Al menos 274 palestinos, entre ellos menores, murieron en el ataque, informaron funcionarios de salud de Gaza.

El ejército dijo que sus fuerzas se habían visto bajo un intenso fuego en la compleja operación a plena luz del día en el interior del territorio.

La muerte de tantos palestinos, incluidos mujeres y niños, en una operación que los israelíes celebraron como un enorme éxito, mostraba el alto coste de esas operaciones, y amplía la cifra de víctimas ya enorme de la guerra, desencadenada por el ataque de Hamás del 7 de octubre.

Se cree que hay decenas de rehenes retenidos en zonas densamente pobladas o en la laberíntica red de túneles de Hamás, lo que hace esas operaciones muy complejas y peligrosas. Un asalto similar en febrero rescató a dos rehenes y dejó 74 palestinos muertos.

Gantz hizo un llamado para que Israel organizara elecciones dentro unos meses y motivó al tercer miembro del Gabinete de Guerra, el ministro de Defensa Yoav Gallant, a “hacer lo correcto” y también renunciar al gobierno. Gallant ha dicho que renunciaría si Israel decide volver a ocupar Gaza y motivó al gobierno a trazar planes para una administración palestina.

El sábado, Netanyahu exhortó a Gantz a no irse del gobierno de emergencia en tiempos de guerra.

“Este es el momento para la unidad, no la división”, dijo en una petición directa a Gantz.

La decisión de Gantz de irse es en gran parte “una medida simbólica” debido a su frustración con Netanyahu, aseveró Gideon Rahat, director del departamento de ciencias políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Señaló que aumentará aún más la dependencia de Netanyahu a los miembros extremistas de derecha, liderados por el ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir y el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich.

“Creo que el mundo externo, particularmente Estados Unidos, no está muy contento con esto porque consideran a Gantz y su partido como la persona más responsable dentro del gobierno”, opinó Rahat.

El domingo en la tarde, Ben-Gvir exigió un lugar en el Gabinete de Guerra diciendo que Gantz y el Gabinete de Guerra han fracasado en el conflicto debido a “peligrosas” decisiones ideológicas.

Hamás capturó unos 250 rehenes durante el ataque del 7 de octubre que dejó muertas a unas 1.200 personas. Aproximadamente la mitad fueron liberadas en un cese del fuego de una semana en noviembre. Quedan unos 120 rehenes, 43 de ellos muertos. Al menos 36.700 palestinos han muerto en combate, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no distingue entre combatientes y civiles en su conteo.

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Los periodistas Waffa Shurafa desde Deir al-Balah, Franja de Gaza, y Samy Magdy desde El Cairo, Egipto, contribuyeron a este despacho.