Muchos temen que Juan Guaidó sea encarcelado por el régimen chavista. Sobre todo desde que la Asamblea Nacional Constituyente, integrada completamente por fichas de la Revolución Bolivariana, despojó al diputado Guaidó de su inmunidad parlamentaria el pasado 2 de abril, respondiendo a una petición del Tribunal Supremo de Justicia, también alineado con Nicolás Maduro. Esa corte pretende enjuiciarlo por ignorar –en febrero– una orden que le prohibía abandonar el país mientras era investigado por usurpar las funciones del Ejecutivo. No es remota, en consecuencia, la posibilidad de que llegue a correr la suerte de su mentor, Leopoldo López.

"Maduro sabe que entre sus opositores cunde una mezcla de miedo y pasividad", agrega el experto, dejando en el aire la noción de que el antichavismo no ha sabido defender a sus dirigentes. A los ojos de Ivo Hernández, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Münster, quien debe esmerarse en proteger a Guaidó no es el venezolano de a pie, sino el Parlamento. "Los legisladores que alegan ofrecerle resistencia a Maduro no actuaron con la celeridad y la coordinación necesarias para hacer viable su Gobierno de transición”.

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Oportunidad dorada

Hernández pronostica que, si Guaidó es detenido, otras fuerzas dentro del Parlamento podrían aceptar sentarse a dialogar nuevamente con Maduro y medirse con él en las urnas, a sabiendas de que los nuevos comicios estarían tan viciados como los de 2017 y 2018, porque Guaidó no ha tenido "la oportunidad de reformar el sistema electoral venezolano de tal forma que cumpla con los estándares de las democracias verdaderas". No faltarán los opositores "dispuestos a cohabitar con la dictadura de Maduro", lamenta el catedrático.

Ana Soliz, investigadora de la Universidad Helmut Schmidt de las Fuerzas Armadas Alemanas, prevé dos escenarios a corto plazo: "Una detención de Guaidó podría atemorizar aún más a los antichavistas, convenciéndolos de que el poder de Maduro está intacto y de que nadie está a salvo de la represión. Pero semejante suceso también podría darles un nuevo impulso a las protestas de calle y conseguir que estas se prolonguen tanto como las de 2014 o 2017, esta vez con apoyo de la diplomacia internacional".

Para Günther Maihold, subdirector de la Fundación Ciencia y Política (SWP), de Berlín, puede que una detención de Guaidó no desencadene reacción alguna. "Y una consecuencia probable de que no ocurra nada es que los ciudadanos adversos al régimen de Maduro se frustren nuevamente, pierdan la esperanza en la posibilidad de un cambio de régimen y se desmovilicen. Por otro lado, no se puede descartar que la gente salga a protestar con más firmeza porque tengan la impresión de que se les está robando una oportunidad dorada", arguye.

"En ese caso, cabe preguntarse si, por sí solas, las manifestaciones multitudinarias serían suficientes para conseguir la liberación de Guaidó o para propiciar la anhelada transición hacia la democracia. Yo no veo tambalear a la élite chavista ni veo grietas en su alianza con las fuerzas de seguridad del Estado. Lo que sí veo es que, desde hace semanas, las formas de resistencia promovidas por Guaidó no exhiben una nueva calidad, a pesar de que los venezolanos están hartos de las estrecheces que los agobian", esgrime el subdirector del SWP.