El presidente ruso, Vladimir Putin, se zambulló el vierne en una poza con agua helada con motivo de la celebración del Bautismo de Cristo, según informó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

“Sí, tradicionalmente lo hace con ocasión de la Epifanía”, afirmó en su rueda de prensa diaria.

Se trata de una ceremonia que Putin no deja pasar de largo, con la única excepción de 2022, cuando el mandatario ruso no se sumergió en el agua helada por “motivos epidemiológicos”.

Sin embargo, en 2021, cuando todavía la pandemia del coronavirus continuaba causando estragos, el Kremlin publicó un vídeo de la ceremonia durante la cual Putin se zambulló tres veces en una poza en forma de cruz, santiguándose antes de cada inmersión, como reza la tradición ortodoxa.

Las ceremonias se llevaron a cabo con normalidad a lo largo de todo el país, con excepción de la sureña ciudad de Bélgorod, fronteriza con Ucrania, que se ha convertido en objetivo constante de ataques del Ejército ucraniano.

Los popes ortodoxos bendijeron desde la madrugada con crucifijos de plata miles de pozas, estanques, ríos e incluso claros en el mar para que los rusos pudieran cumplir con su sagrada costumbre de la Epifanía.

Los fieles deben descender por una escalera de madera para evitar los resbalones y sumergirse tres veces en el agua, al tiempo que se persignan, piden a Dios que expíe sus pecados y rezan por su propia alma y la de sus seres queridos.

Además de los fieles ortodoxos, en las zambullidas participan amantes del riesgo y los “morzhí” (morsas), grupos de aficionados a los baños a la intemperie en invierno, que creen firmemente en que esa actividad extrema alivia y previene los catarros, enfermedades coronarias, infartos y derrames cerebrales.

A su vez, millones de rusos acuden hoy, viernes, a las iglesias para recoger en botellas y bidones el agua bendecida por los popes, en la jornada en la que se rememora el bautismo de Jesucristo por San Juan Bautista en el río Jordán.