Quito.- El presidente Rafael Correa pareció salir fortalecido después de una sublevación policial que el jueves lo mantuvo retenido por varias horas, la cual dejó tres muertos y puso en riesgo la estabilidad democrática en este país andino, con una tradición de golpes de estado y derrocamientos en los últimos años.

El palacio de Corondelet, sede del gobierno, amaneció hoy con el tráfico restringido una cuadra a la redonda, mientras que unos 250 militares rodeaban la instalación en pleno centro colonial.

Los hechos se desencadenaron temprano el jueves cuando inesperadamente Correa llegó al principal cuartel policial de la capital para afrontar reclamos de los uniformados por la eliminación de una serie de beneficios salariales derivados de una nueva ley de servicio público que está a punto de ser aprobada.

La situación derivó en agresiones al mandatario quien tuvo que recluirse en un hospital policial cercano, en donde permaneció retenido por 10 horas. Fue liberado tras una balacera que dejó una saldo de tres muertos y decenas de heridos.

La situación recordaba a los golpes de estado ejecutados en Ecuador contra los presidentes, democráticamente elegidos: Abdalá Bucaram populista derrocado en 1997; Jamil Mahuad, demócrata cristiano que cayó en el 2000, y Lucio Gutiérrez, populista destituido en el 2005.

El analista político y docente de la Universidad Andina, Hernán Reyes, dijo a la AP que "de forma inmediata la figura del presidente (Correa) sale fortalecida, hubo un desenlace positivo para él, fue liberado ... retomó el mando desde el palacio de Carondelet y finalmente dejó la imagen ante la ciudadanía de que no claudicó ante los sublevados".

En medio de su virtual secuestro, Correa había advertido que "yo salgo de aquí (del hospital) como presidente o como cadáver, pero no voy a perder mi dignidad".

Reyes destacó el hecho que "hasta hace pocos días se hablaba que el apoyo popular al presidente estaba bastante alto, por sobre el 70%, pero ayer se vio que la movilización de apoyo ciudadano fue focalizada en Quito y relativamente débil, en comparación con los aparentes niveles de apoyo que tiene a su gestión".

Añadió que "habrá que ver si el gobierno tiene capacidad, sagacidad y estrategias diferentes para lograr el proceso de reconstitución de la confianza de la sociedad civil en la policía, cuya imagen y profesionalismo quedaron seriamente lesionados".

Correa, que se define como un cristiano de izquierda y seguidor del socialismo del siglo XXI, al igual que su colega venezolano Hugo Chávez, llegó al poder en enero del 2007 y tras un cambio de constitución fue reelegido en el 2009 para un período que termina en el 2013.

Gustavo Larrea, que se desempeñó como ministro de Seguridad Interna y Externa de Correa, dijo a la AP que "la democracia y la institucionalidad ganaron tras lo ocurrido ... pero el gobierno tiene que hacer algunas rectificaciones y una lectura serena de los acontecimientos ... es imprescindible que el gobierno abra las puertas al diálogo".

Advirtió que está por delante la aprobación de leyes polémicas, como la de servidores públicos, educación superior, ley de aguas, de comunicación y en todas esas leyes hay sectores afectados "no solo se trata de hacer las transformaciones que el país necesita ... sino hacerlo y mucho mejor si hay diálogo con los involucrados".

Añadió que la lección que debe dejar la violenta jornada del jueves es "rectificar posiciones" aunque advirtió que al interior del gobierno hay una corriente que pugna por "afianzar el discurso confrontativo y cerrar puertas al diálogo aduciendo que (Correa) tiene la legitimidad ganada en las elecciones, pero eso ... en términos democráticos ... no es suficiente".

El país amaneció en relativa normalidad, con la policía y militares nuevamente en las calles, al tiempo que los comercios y la banca operan sin inconvenientes.

La AP llegó al cuartel policial donde se produjo la sublevación, al norte capitalino, y desde el exterior se mostraba relativa calma y con actividades de apariencia normal. No se permitió el paso a periodistas.

El hospital donde por casi 10 horas estuvo recluido Correa y vecino al cuartel, presenta daños de consideración en sus puertas y ventanales. El personal médico mantiene su trabajo.

En la madrugada del viernes renunció el comandante de la policía, general Freddy Martínez, y ha sido nombrado como reemplazo temporal el general Florencio Ruiz.