La pandemia del COVID-19 ha trastocado la vida de los puertorriqueños, dentro y fuera de nuestra área territorial. Los boricuas que residen en el vecino país de República Dominicana también luchan por continuar con sus vidas y mantenerse a salvo siguiendo los protocolos recomendados. Mientras tanto, esperan a que el gobierno dominicano pueda conseguir las vacunas provenientes de China para inocular, primeramente, a la población más vulnerable, que son los adultos mayores.

Para Luis Noel González, un boricua de 65 años, quien es presidente de la Asociación de Boricuas en Quisqueya, la situación allá es preocupante y teme que muy pronto se encuentren sumergidos en la tercera ola del virus.

“La tasa de positividad a las últimas cuatro semanas es de un 10.68%, pero la tasa diaria se eleva a 15.99%, eso es una tasa alta. Si nos remontamos a antes de Semana Santa, la tasa de positividad había ha bajado casi a 9%. Pero todo el mundo sabe que se relajó la conducta de la población en Semana Santa”, explicó González.

“He seguido lo que ha pasado en Puerto Rico y aquí ha pasado lo mismo, porque la situación es la economía versus cuánto nos protegemos en la pandemia y eso es un balance difícil para los gobiernos. Y peor para Republica Dominicana, que no se compara con Puerto Rico y la relación con los Estados Unidos con la capacidad económica de ayudar a la población. Aquí se han caído muchos de los recaudos, el turismo -que es uno de los renglones principales- se ha caído y están luchando para poder recuperar ese sector de la economía tan importante”, añadió.

En cuanto a las medidas de seguridad y protocolos que se ejecutan en el país hermano, el boricua, radicado en la provincia de Samaná relató que son los mismos que en Puerto Rico, pero confesó haber notado el cambio en la rigurosidad de los comercios y, en el compromiso de la población.

Noel González, presidente de la Asociación de Boricuas en Quisqueya.
Noel González, presidente de la Asociación de Boricuas en Quisqueya. (Captura)

“Aquí las directrices y orden del gobierno es el uso de la mascarilla, el distanciamiento físico y la continua higiene. Pero hay una población, que es el grueso, que no hace caso. Yo vivo en Samaná y hay un malecón, donde la gente se aglomera y nadie tiene mascarillas… eso no lo han podido controlar. En los sitios, al principio (de la pandemia) era más riguroso, uno entraba a una tienda grande y se le proveía el alcohol o el ‘sanitizer’, y en los bancos se tomaba la temperatura, pero eso ya no se está haciendo. Entiendo que se ha relajado un poco en eso”, relató González, quien asegura que “personalmente me cuido, si salgo lo hago con mi mascarilla”.

En términos del acceso a las vacunas, el presidente de Boricuas en Quisqueya afirma que aun se encuentran en la etapa de inocular a personas entre 65 y 68 años, por lo que espera recibirla próximamente ya que el gobierno logró el suministro de vacunas provenientes de China.

Aunque González afirma que todavía el país no cuenta con dos millones de personas vacunadas, de una población de 10 millones de habitantes, se habla de que todos los residentes, incluyendo extranjeros, entre los que se encuentran los boricuas, tendrán acceso a la inoculación.

“En un momento dado se debatió si los extranjeros iban a ser vacunados, porque aquí hay una población grande de haitianos y hay esa xenofobia, pero, finalmente todos los extranjeros el gobierno dominicano ha permitido proceder con la vacuna. Aquí se va a vacunar a todo el mundo”, indicó.

Enfrentando el COVID en carne propia

Hay boricuas quienes han tenido que ver más de cerca la rudeza de esta pandemia. Tal es el caso de Pedro Martínez Dávila, quien es de Dorado, Puerto Rico, pero reside en la capital, Santo Domingo. A finales de diciembre pasado el boricua fue hospitalizado por contraer el virus.

“Entiendo que (el contagio) fue saludando a una amistad que vino de Miami y luego de ese saludo, la persona dio positivo dos días después de estar aquí”, recordó Martínez. “Despedí el año allí adentro (en el hospital), pasaron los Reyes y ya como el 8 de enero me dieron de alta”, contó.

Sin embargo, esos días en el área de intensivo del Centro Médico Dominico-Cubano fueron eternos, ya que dice haber perdido la noción del tiempo. Aparte, a causa de la enfermedad, sus pulmones se vieron seriamente comprometidos y su sangre se coagulaba fácilmente, pero nunca fue intubado.

“Al salir de alta (sentía) una debilidad extrema en el cuerpo entero, no podía moverme casi. No comía, no me daba hambre. La doctora dice que milagrosamente pasé esa crisis y, al mes dijo que ella no creía ni que yo estuviera vivo, que me le escape a la muerte. Gracias a Dios estoy aquí, estoy bastante bien. Tengo síntomas de debilidad todavía en el cuerpo, pero ya puedo respirar”, confesó el doradeño.

Ahora, además de las batallas que lleva con las secuelas que le dejo el virus, el boricua está a la espera de que llegue su turno, de acuerdo al plan de vacunación de Santo Domingo, para recibir la protección.

“Estoy pendiente a lo de la vacuna, porque la doctora me recomendó que me pusiera la vacuna. Lo único que estoy esperando que llegue es el tiempo, porque mi edad son 55 y están por los 60 y algo. Cuando siga bajando el rango espero estar disponible para ponérmela. Yo tengo plan médico local, tengo todas las cosas que tiene un dominicano, ya que tengo cédula, espero tener derecho a vacunarme sin ninguna complicación, pero hace falta un poco más de información sobre eso”, dijo Martínez.

No obstante, el puertorriqueño dice desconfiar de la vacuna fabricada por Sinovac, proveniente de China, que es a la que tiene acceso por estar residiendo en el vecino país.

El presidente dominicano, Luis Abinader, recibe la segunda dosis contra la covid-19 con la vacuna Sinovac.
El presidente dominicano, Luis Abinader, recibe la segunda dosis contra la covid-19 con la vacuna Sinovac. (Orlando Barría)

“Aquí la que están usando es la vacuna de China, no confío mucho en eso, pero se supone que algo hará. Ojalá no haya problema y dé resultado”, dijo preocupado.

Recientemente, la Organización Mundial de la Salud validó el uso de la vacuna CoronaVac, de Sinovac.

Otra preocupación que tiene Martínez es el comportamiento de las personas en cuanto al protocolo que se debe seguir para evitar los contagios.

“Aquí en República Dominicana el gobierno tiene una perspectiva, pero el pueblo, desobediente al fin, muchas veces violenta las directrices. La mayoría desacata las directrices. Se recomienda el uso de mascarillas, lavado de manos, solo que aquí en Dominicana son un poco más desobedientes que allá.”, concluyó el doradeño.