¿Por qué la virgen de Guadalupe se llama así?
El papa Francisco ha descrito a la Virgen de Guadalupe como “mujer, madre y mestiza”.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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De acuerdo con el Instituto Superior de Estudios Guadalupanos, la teoría que indica que la Virgen de Guadalupe se llamaba “Tequatlanopeuh” o “Tequantlaxopeuh” es falsa. El instituto explicó que Luis Becerra Tanco “supuso equivocadamente” que este era su nombre el 1675, por lo que muchos otros estudiosos han repetido dicha teoría a través de los años. Según mencionó el ISEG, no hay ningún documento o autor que llamara a la virgen “Tequatlanopeuh” o “Tequantlaxopeuh”, aunque indicó que es verdad que también se conocía como “Tonanztin”, que significa “Nuestra madrecita” y lo unían a su nombre “Tonanztin Guadalupe”, que se podría traducir como: “Nuestra venerable Madre Guadalupe”.
Por lo tanto, la institución religiosa explicó que “Santa María de Guadalupe” se llama de esta manera porque así lo decidió. Por un lado, el nombre “María” es de origen judío y significa “la escogida por Dios”, “la preferida de Dios”, “la más Hermosa” o la “Iluminadora”. Mientras que el nombre “Guadalupe” es de origen árabe y significa “Río de grava negra”, “la cama del río” o “el cauce del río”.
Según los expertos en religión, la Virgen de Guadalupe se presentó con el nombre “Santa María de Guadalupe”, el cual se traduce como “el santo cauce del río que porta el Agua viva y la Luz verdadera”.
Por otro lado, el ISEG indica que los nombres María y Guadalupe simbolizan armonía, unidad, su identidad y “al entregar su nombre a Juan Bernardino, el tío anciano de Juan Diego, Ella se entrega al pueblo, pues el anciano representaba la raíz, la verdad, la sabiduría y la autoridad del pueblo indígena; con ello, nos entrega a su hijo Jesucristo”.
El papa Francisco ha descrito a la Virgen de Guadalupe como “mujer, madre y mestiza”.
De acuerdo con el Vaticano, la Virgen de Guadalupe apareció en el cerro del Tepeyac, ubicado en la Ciudad de México, en 1531. Durante la supuesta aparición milagrosa ante Juan Diego, la virgen le pidió que le construyeran un santuario en ese sitio.
Posteriormente, Juan Diego visitó al Arzobispo Juan de Zumárraga para contarle sobre la aparición comunicarle lo que la Virgen de Guadalupe le había dicho. Sin embargo, Zumárraga no estaba convencido y le pidió a Juan Diego que le proporcionara pruebas de la aparición de la virgen. Juan Diego regresó al sitio de la aparición y se volvió a encontrar con la virgen, quien le indicó que subiera a la cima del cerro y recogiera unas flores, las cuales debía regalar al arzobispo.
Una vez que encontró las flores, la virgen las colocó en el manto de Juan Diego y cuando este llegó frente al arzobispo, las flores cayeron al suelo para revelar la milagrosa imagen de la virgen. Hoy en día, el manto de Juan Diego se conserva y está exhibido en la Basílica de Guadalupe y se considera uno de los objetos sagrados más importantes para los católicos en México.
Año con año, más de 20 millones de católicos visitan la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe el 12 de diciembre para conmemorar su aparición.
Uno de las características más importantes de la Virgen de Guadalupe es que es una mujer mestiza, es decir, tiene rasgos físicos indígenas y europeos. Los católicos interpretan su apariencia como un mensaje: “Ella es madre de todos los seres humanos; como se lo dijo a Juan Diego: Porque, en verdad, yo me honro en ser tu madre compasiva, tuya y de todos los hombres que vivís juntos en esta tierra, y también de todas las demás variadas estirpes de hombres, los que me amen” (Nican Mopohua, vv. 29-31).