ARRIAGA, México. Cientos de policías federales mexicanos con escudos de plástico han bloqueado el paso rumbo a Estados Unidos a la caravana de centroamericanos, después de que miles de migrantes no aceptaron la oportunidad de solicitar asilo como refugiados y obtener un paquete de beneficios de México.

El presidente Enrique Peña Nieto anunció el viernes lo que llamó el plan “Estás en tu casa”, que ofrece albergue, atención médica, escuela y empleo para los migrantes en los estados sureños de Chiapas y Oaxaca si solicitan refugio, llamándolo un primer paso para obtener el estatus de refugiado permanente.

Sin embargo, se llegó a un punto muerto cuando la policía federal bloqueó la carretera citando un operativo en curso para detener la caravana. Miles de migrantes esperaban avanzar, jurando continuar con su largo camino hacia la frontera con Estados Unidos.

En una reunión dirigida por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México, la policía dijo que reabriría la carretera y solo quería la oportunidad para que las autoridades federales explicaran la oferta a los migrantes, quienes la habían rechazado la noche previa. Los migrantes señalaron que la carretera no era lugar para negociar y dijeron que querían llegar bien por lo menos a la Ciudad de México para discutir el tema con los legisladores mexicanos.

Acordaron informar a sus respectivas partes y dijeron que se volverían a reunir.

Orbelina Orellana, una migrante de San Pedro Sula, Honduras, dijo que ella y su esposo dejaron a tres niños atrás y habían decidido continuar hacia el norte como fuera.

(AP)
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“Nuestro destino es llegar a la frontera”, dijo Orellana.

Desconfiaba de la propuesta del gobierno y dijo que algunos hondureños que habían aplicado para el estatus legal ya habían sido rechazados. No se pudo verificar su afirmación, pero en las conversaciones los representantes de los migrantes pidieron al gobierno mexicano proporcionar una lista de quiénes habían sido obligados a volver.

El encuentro sucedió tras uno de los días más largos de caminata en que los refugiados iban colgados de camiones que pasaban en un trayecto de 60 millas a la ciudad de Arriaga.

La mayoría de los migrantes estaban firmes la tarde del viernes en su negación a aceptar cualquier cosa menos que pasaje seguro a la frontera con Estados Unidos.

“¡Gracias!”, gritaron en la plaza central de Arriaga, pero “¡no, nos vamos para el norte!”.

A la caravana aún le faltan unas 1,000 millas para llegar al paso fronterizo más cercano, en McAllen, Texas, pero el recorrido podría duplicarse si los migrantes se encaminan al paso de Tijuana-San Diego, el destino al que llegó una caravana más pequeña a principios de año. En esa ocasión sólo unas 200 personas lograron su objetivo.