Berlín. El partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) ganó el domingo unas elecciones estatales por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial en el este del país, y parecía que en otros comicios estatales quedaría en segundo lugar, muy cerca de los conservadores.

Por otro lado, el nuevo partido Alianza Sahra Wagenknecht (BSW, por sus siglas en alemán), fundado por una destacada izquierdista, también tuvo un fuerte impacto, mientras que los partidos que conforman la impopular coalición gobernante del canciller Olaf Scholz obtuvieron resultados muy pobres.

AfD recibió el 32.8% de los votos en el estado de Turingia, muy por delante de la Unión Demócrata Cristiana (UDC), de centro-derecha, el principal partido de la oposición nacional, que registró el 23.6%.

En la vecina Sajonia, y con el recuento ya muy avanzado, las proyecciones de los canales públicos de televisión ARD y ZDF situaban el apoyo a la UDC —que ha encabezado el estado desde la reunificación alemana en 1990— en 31.9% y a AfD en 30.6-30,7%. La AfD logró importantes avances en Turingia y otros menores en Sajonia respecto a las últimas elecciones estatales de 2019.

“Un partido abiertamente ultraderechista se ha convertido en el más fuerte en un parlamento estatal por primera vez desde 1949, y eso le causa a muchas personas una preocupación y un miedo muy profundos”, dijo Omid Nouripour, líder de los Verdes, uno de los partidos que integran la coalición gobernante a nivel nacional.

Otros partidos dicen que no llevarán a la AfD al poder aliándose con dicho partido en una coalición. Aun así, es probable que su fortaleza dificulte enormemente la formación de nuevos gobiernos estatales, lo que obligaría a otros partidos a crear nuevas e insólitas coaliciones. La BSW obtuvo el 15.8% de los votos en Turingia y casi el 12% en Sajonia, lo cual complica el panorama todavía más.

“Es un éxito histórico para nosotros”, declaró a ARD Alice Weidel, copresidenta nacional de AfD. Dijo que el resultado es un “réquiem” para la coalición de Scholz.

El secretario general nacional de la UDC, Carsten Linnemann, dijo que “los votantes de ambos estados sabían que no formaríamos una coalición con AfD, y así seguirá siendo; lo tenemos muy, muy claro”.

Weidel dijo que esas declaraciones eran “pura ignorancia” y señaló que “los votantes quieren que AfD participe en un gobierno”.

Una actitud de rechazo a la inmigración, escepticismo ante la ayuda militar alemana a Ucrania, y un profundo descontento con un gobierno nacional notorio por sus disputas internas están entre los factores que han contribuido al respaldo a los partidos populistas en la región, que es menos próspera que el occidente de Alemania.

La AfD tiene más fortaleza en el oriente del país, que solía ser comunista. La agencia de inteligencia interna tiene a las ramas del partido en Sajonia y Turingia bajo vigilancia oficial, por considerarlas grupos “extremistas de derecha comprobados”. Su líder en Turingia, Björn Höcke, ha sido declarado culpable de usar a sabiendas un eslogan nazi en eventos políticos, pero presentó una apelación.

Los socialdemócratas de Scholz, de centro-izquierda, lograron mantenerse en las dos legislaturas estatales con un respaldo de un dígito, pero los ambientalistas Verdes perdieron sus escaños en Turingia. Ambos partidos eran socios en la coalición de los dos gobiernos estatales salientes. El tercer partido en el gobierno nacional, los Demócratas Libres, partidarios del libre mercado, también perdieron bancas en Turingia. Ya no tenían representación en Sajonia.

El 22 de septiembre habrá otra elección estatal en Brandenburgo, otro estado oriental del país, que en la actualidad es gobernado por el partido de Scholz. Las próximas elecciones nacionales de Alemania se llevarán a cabo en poco más de un año.